La adaptación de los niños y niñas con altas capacidades al sistema educativo es un reto tanto para la administración como los docentes. Sobre estos últimos recae, al fin y al cabo, la responsabilidad de evaluar y detectar si alguno de sus alumnos procesa la información de una manera diferente a la de sus compañeros, para adecuar su formación -si es necesario, en otro centro de carácter más especializado- a sus necesidades. Si estos casos no se detectan, los niños superdotados pueden verse afectados tanto por la incomprensión como por la falta de motivaciones, que puede a su vez derivar en conductas como la pereza o el desinterés.
Es por esto que, quienes trabajan en centros especializados en acoger a niños intelectualmente precoces, suelen conocer de primera mano la inadaptación que algunos de estos pequeños sufren en las primeras etapas educativas, cuando aún están en centros convencionales. Es el caso de Mariette Bousquet, directora del centro Cours Privé Cyrano de Niza, en Francia, que ha explicado, en el medio galo Le Figaro, que muchos padres acuden a su escuela después de un acontecimiento concreto que les hace tomar la decisión.
3.000 palabras más de media
Bousquet ha comentado, en una entrevista en ese periódico, una de las anécdotas que más le llamó la atención, en relación a un malentendido entre un niño de cinco años y su maestra. Supo de esta historia a través de la madre del pequeño, y es que un día, “en una conversación entre la maestra y los niños en clase, su hijo usó una palabra que la maestra no entendió y, pensando que la estaba insultando, lo expulsó de clase”.
Sin embargo, Bousquet cuenta que la interpretación de la maestra no pudo ser más errónea. Los niños con altas capacidades se caracterizan, entre otras cosas, por la facilidad con la que pueden adquirir un vocabulario más rico y variado que otros niños de su edad. “Un niño que entra en primero a los seis años puede conocer 6.000 palabras. Para aquellos que tienen un alto potencial intelectual, son más de 9.000 palabras y, para aquellos con dificultades, más de 4.000″, argumenta Georges Cognet, psicólogo preguntado por Le Figaro.
No se trata solo de que tengan una mayor capacidad de memorización, sino que además les estimula la idea de poder comprender mejor las cosas y también poder expresarlas con mayor detalle. Por ello, también es muy habitual que pasen mucho tiempo leyendo libros que les aporten este tipo de información. “Por eso ya desde pequeños, estos niños utilizan palabras sofisticadas como ‘hipótesis plausible’, ‘estrategia’ o incluso ‘cautivador’”, analiza Cognet.
Ven mejor de noche
No obstante, esta precocidad suele ser detectada en primaria y en secundaria, siendo más raro en las etapas de infantil y guardería, algo que Bousquet entiende que pudo provocar también el malentendido con la profesora. De este modo, la madre le contó que todo se produjo cuando la profesora se encontraba hablándoles a los niños sobre los gatos, contándoles lo bien que ven estos animales cuando cae de noche. Ante esta afirmación, el niño comentó: “Bueno sí, ellos son nictálopes”.
Ante aquella palabra, a la maestra le pareció que el pequeño acababa de insultarla, pero nada más lejos de la realidad. Esta palabra se utiliza para hacer referencia a aquellos animales o seres humanos que ven mejor por la noche que durante el día. Una palabra técnica utilizada en campos como la biología o la medicina. “Y esta está lejos de ser la primera historia de este tipo que me cuentan”, añade Bousquet, haciendo referencia a que este tipo de confusiones se suelen producir.
https://www.infobae.com/espana/2024/10/10/expulsan-de-clase-a-un-nino-superdotado-por-decir-una-palabra-que-su-maestra-no-entendio-penso-que-la-estaba-insultando/