Yo tuve una profesora en la ESO que estaba muy bien físicamente, tenía unas caderas y un culo brutales. Me sentaba en primera fila en el centro y hubo una época que casi cada día se le caía el rotulador para escribir en la pizarra y cuando se agachaba a recogerlo se le veía el tanga.
Una auténtica barrabasada (si me permitís la expresión)