Nah.
El tema es más sencillo de lo que parece. Cualquier juego, sin importar su filosofía de diseño, continuará sin el más mínimo indicio de extinguirse siempre y cuando se ciña -si quiere jugar a lo seguro- a determinadas exigencias del mercado. Por ejemplo, sin importar si un juego presenta un mundo más abierto o más reducido, siempre que dicho juego presente una importante carga narrativa presentada, además, por métodos convencionalmente atribuidos a la industria cinematográfica, el juego tendrá cabida entre los best sellers. Diferente es que fracase debido a causas multifactoriales, porque el éxito de un juego, así como su potencial fracaso, tampoco está definido plenamente por la presencia o no de un mundo abierto sino por muchos más atributos que pueden conducirlo a uno u otro.
Los únicos tipos de juegos que están destinados a extinguirse, de manera probada además, son aquellos cuyos géneros no pueden extrapolarse, y si se puede no se ha demostrado, de manera convincente al paradigma del triple A. Juegos como Spelunky, los arcade prototípicos, los shmup... Esencialmente, lo que viene a conformar el grueso de los videojuegos de corte independiente que se venden por precios que oscilan entre los 10 y los 30 Euros. Todas esas propuestas han sido discriminadas desde hace muchos años del modelo triple A y décadas después aún está por ver si es tan siquiera plausible desarrollar videojuegos de estos géneros con un envoltorio de talla superproducción que justifique su puesta en venta por 60 ó 70 Euros, atribuyéndoles de nuevo la categoría de juegos grandes.
Si hablamos únicamente de cansancio, sí, los juegos de mundo abierto acabarán cansando, y después, volverán a reivindicarse. No es nada nuevo, todo esto es una rueda, solo que a nosotros nos ha tocado caer en el lado del tiempo en el que vamos a ser testigos de la primera vez que esa rueda se pone en marcha. Dentro de 300 años, los jugadores ya habrán pasado por varias etapas idénticas en las que los juegos de ciertas características hastían y luego vuelven con más fuerza que antes, para volver a aborrecer, para volver a gustar...