Bailey observa y escucha las interesantes excusas de Ronan y Rachel. Lo único que logra sacar en claro es que por la razón que sea, seguramente algo que tiene que ver con magia y maldiciones, no pueden decirle a María directamente quién es Bailey. Lo cual es...
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... a Bailey se la puede ver desinflarse poco a poco conforme María parece perder un poco los estribos, antes de empezar a fumar el porro que le ofrece Rachel. Es muy obvia la forma en que la rubia se queda mirando a su amiga latina fijamente, como si estuviera tratando de penetrar con sus ojos una pared para ver qué hay al otro lado. Más o menos es igual de efectivo. María le parece otra persona, casi. No sólo diferente, sino sencillamente con alguna tara mental. Bailey era consciente de que María nunca las había tenido todas consigo, entre su ceguera y las crueles burlas de algunos estudiantes de Innisport, pero eso le había parecido mayormente normal. Ahora, en cambio, parecía que María fuera como una muñeca con una memoria llena de frases, pero las frases eran de humores muy distintos y parecían sucederse sin ritmo ni lógica alguna.
Peor aún, María creía que Milly era su amiga del alma.
Eso le duele. No tiene nada en contra de Milly, pero es como si la hubieran sustituido. Ya le había costado mantener el ánimo cuando había llegado a este mundo transformada, pero ahora claramente había perdido uno de los principales pilares que la matenían en pie.
Bailey pestañea despacio, y lanza una mirada bastante elocuente a Rachel, del tipo tenemos que hablar luego, antes de volver a encararse con María. "No fumo, gracias. Es malo para la salud. También lo es ir caminando por ahí, metiéndose en mazmorras y madrigueras, pero pero al menos puedo salir corriendo sin sacar los pulmones por la boca."
"Aparte de eso, yo no poseo a nadie, ni controlo mentes. En cuanto a maja, pues mujer, eso depende de ti. No sé qué buscas en una amiga. Hablando de lo cual, esta tarde puede que haya hecho una." Después de recolocarse en su silla, cruzando las piernas y apoyando un codo sobre la mesa, Bailey continúa. "Parece que hay una... uhm. Esperad, ahora que lo pienso, eso es un secreto. Bueno, digamos que si os encontráis con una mujer gato que se llama Kitty, parece ser buena gente. Tendré que ver dónde lleva eso."
"En cuanto a misiones, creo que vosotros sabéis más de esto que yo, así que..." Bailey se encoge de hombros y aguarda una respuesta.