Bailey
Ronan sostiene el anillo con cuidado, como si la pequeña joya pudiera quemarlo en cualquier momento. Su mirada, fija y seria, refleja tanto la desconfianza como el peso de la responsabilidad que ahora recae sobre él. Thorian, a su lado, le entrega un pequeño saquito de cuero oscuro atado a una cadena.
"Esto lo mantendrá seguro," dice Thorian con voz firme. "Pero no debe quedarse con nosotros. Bailey lo llevará lejos."
Ronan asiente, deslizando el anillo dentro del saquito. Siente un leve escalofrío recorrer su columna mientras cierra la pequeña bolsa y la asegura con un nudo firme. Con un movimiento preciso, coloca la cadena alrededor del cuello de Bailey. El unicornio permanece inmóvil, sus ojos inteligentes observándolo con calma, como si entendiera perfectamente la gravedad del momento.
Bailey mueve la cabeza ligeramente, el sonido metálico de la cadena tintineando apenas. Ronan se aparta un paso, su expresión aún tensa, y posa una mano sobre el cuello del unicornio.Ronan sostiene el anillo con cuidado, como si la pequeña joya pudiera quemarlo en cualquier momento. Su mirada, fija y seria, refleja tanto la desconfianza como el peso de la responsabilidad que ahora recae sobre él. Thorian, a su lado, le entrega un pequeño saquito de cuero oscuro atado a una cadena.
"Esto lo mantendrá seguro," dice Thorian con voz firme. "Pero no debe quedarse con nosotros. Bailey lo llevará lejos."
Ronan asiente, deslizando el anillo dentro del saquito. Siente un leve escalofrío recorrer su columna mientras cierra la pequeña bolsa y la asegura con un nudo firme. Con un movimiento preciso, coloca la cadena alrededor del cuello de Bailey. El unicornio permanece inmóvil, sus ojos inteligentes observándolo con calma, como si entendiera perfectamente la gravedad del momento.
Bailey mueve la cabeza ligeramente, el sonido metálico de la cadena tintineando apenas. Ronan se aparta un paso, su expresión aún tensa, y posa una mano sobre el cuello del unicornio. "Confío en ti," dice Thorian en voz baja, casi un susurro. "Nos vemos en Daggerford con Milly de pie."
Bailey inclina la cabeza como si respondiera al gesto, y con un leve movimiento, se despide del grupo. King, siempre fiel, se sitúa a su lado mientras ambos se preparan para partir. Sus patas levantan apenas polvo al comenzar a caminar, sus siluetas moviéndose con elegancia y resolución hacia el horizonte.
El grupo observa en silencio mientras el unicornio y el huargo desaparecen entre los árboles, llevándose el peligro del anillo consigo.