Los asiáticos, en general, actuando... joder, para echarse a llorar. Encima, la mayoría de los diálogos parecen escritos para un manga. Reacciones infantiles y poco trabajadas.
Lo bueno es que, al final, entretiene. Eso y que tienen un sentido de la diversidad que, sin pretenderlo, casi parece una parodia del occidental. En la primera meten un indio; en la segunda, un travelo. Pare usted de contar. Ambos se presentan llenos de virtud para que le quede claro al espectador que no hay que juzgar por los estereotipos.