Película N° 43
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Uno de los conceptos más raros que he visto.
Tenemos a la típica urbanita que vuelve al pueblo de su juventud a intentar reconducir su vida, y donde sentimientos enterrados vuelven a salir a la superficie, tanto de ella como de sus viejos conocidos.
Un drama rural que poco a poco va ganando en intensidad, con un competente Sudeikis y una agradablemente menos histriónica de lo habitual Hathaway.
Pero.....¿y esto que tiene que ver con los monstruos gigantes del ciclo?
Pues porque, simultáneamente a la llegada de la chica al pueblo, un kaiju empieza a arrasar Seúl. Dos sucesos que no deberían tener nada que ver hasta que la protagonista descubre que existe una conexión mental entre ella y el kaiju, conexión que se produce cuando suele acabar perjudicadita en un parque infantil.
Drama rural y kaijus, una locura de Vigalondo que sorprendentemente funciona. Es verdad que el ritmo se corta, donde en un momento de confesiones íntimas pasamos a helicóptetos lanzando misiles al bicho, y donde estamos pasando el rato con el bicharraco acabamos en una escena introspectiva.
No son cortes al azar, ocurren por una situación determinada. Y todo cobra sentido en cuanto asimilamos que el kaiju es una especie de representación física de los sentimientos de la chica.
Seguramente sea una de esas pelis con opiniones dispares pero a mi me ha gustado. Al principio es rara, desconcertante, pero luego ves como todo encaja aunque sean elementos tan aparentemente incompatibles.
Aunque sea por curiosidad merece darle un visionado.
