Helgalad Con cuatro. Por "suerte" (porque de poco sirvió), uno de ellos fue el que cuando vio el tema, fue a avisar a otros colegas y a la policía. Pero cuando llegaron, ya se encontraron el percal.
Lo triste de todo esto es que los educadores sociales, en su mayoría, por ideología y vocación, son de los pocos miembros de la sociedad que creen en esas personas, y que luchan por que algo cambie. Esa gentuza ha matado a una de las pocas personas que ha intentado ayudarles. Si fuera por el resto de la sociedad, llave al mar y que se pudran en el sitio más remoto del planeta.