El 'maître' de Casa Lucio revela los secretos de los ricos y famosos: "Rocío Jurado le dijo a Caracol que su madre le mataría si se enteraba de que le había maoseado los pechos"
Sergio Enríquez-Nistal
7-8 minutos
Casi 40 años atendiendo a los clientes del restaurante más famoso de España dan para contar vivencias como testigo y confidente de grandes artistas, turistas de renombre internacional o jefes de Estado. Jaime Barona entró en Casa Lucio el 3 de noviembre de 1974 como un jovencísimo camarero y con el tiempo fue un maître eficiente y simpático (como todo el personal del restaurante) que caía bien a (casi) todo el mundo, con excepción de alguna actriz con ínfulas, una que cortejaba Fernando Fernández-Tapias y que le costó al empresario cinco millones de pesetas y una sortija con un buen quilate. O cuando hizo frente a la prepotencia de Encarna Sánchez, aunque siempre tratándola como "doña Encarnación".
Fue testigo de cómo Don Juan Carlos y Doña Sofía tuvieron que esperar en la barra de la entrada a Mijaíl Gorbachov, que llegaba tarde al almuerzo. Otras historias las conoció por clientes que le hacían depositario de sus vivencias. Y así se enteró por Rocío Jurado que Manolo Caracol se atrevió a manosearle los pechos después de su actuación en el tablao y ella respondió con un rodillazo en sus partes con la advertencia "si mi madre, que me espera en el camerino, se entera de esto, te matamos entre las dos".

María José Cantudo.Cedida
Locuaz pero educado, Barona nunca perdió las formas ni el usted, ni siquiera cuando alguien como George Clooney parecía interesarse más de la cuenta por el solícito camarero, al que Clooney, que rodaba en España, le invitó a un par de noches a tomar copas en una discoteca, con una insistencia llamativa que le obligó a cortar por lo sano.
Toqueteos
Después de 15 años jubilado y la memoria intacta, Jaime Barona ha sacado a la luz fotos, notas y recuerdos de esas experiencias inolvidables en Famosos a la carta, editado por Sinmar.
Pero hay episodios que no aparecen en el libro, quizá porque no pueden confirmarse y dolerían en el entorno de los personajes. Es el caso de un famoso y reputado matador de toros que no tuvo reparos en toquetear los genitales del camarero mientras le tomaba la comanda; le acompañaban sus hijos. El propio Lucio, que estaba cerca, se dio cuenta de lo que ocurría y le dijo al torero: "Aquí no vengas a buscar maricones porque en mi casa no los hay".

Jaime Barona con Enrique Iglesias.Cedida
Barona habla con admiración y mucho cariño de clientes como Raphael y Natalia Figueroa, "grandes señores". De su amigo Julio Iglesias, al que se atrevió a decir "siempre has estado enamorado de Isabel Preysler" y Julio se quedaba callado. También aclara que "Don Juan Carlos nunca fue a Lucio con ninguna mujer que no fuera la Reina y su familia o con el presidente Bill Clinton, quien luego repetía cada vez que volvía a Madrid. Eso sí, el Rey me decía 'Jaime cuéntame el último chiste picante que dicen de mí'. Y se reía un montón".
Recuerda también que Isabel Preysler fue al restaurante con todos sus maridos, "siempre tan simpática, educada y encantadora, pero no la vi con Vargas Llosa, yo ya estaba jubilado". Otro premio Nobel, Severo Ochoa, tenía mesa fija en el comedor grande, donde le recuerdan con una placa. Sara Montiel, que había escrito en un libro haber sido su gran amor, le pidió a Barona: "'Cuando venga don Severo, que te confirme nuestra relación, te lo pido por favor, algunos dicen que me lo invento'. Y muerto de vergüenza le lancé: 'Que me dice Sara que estuvieron enamoradísimos y que usted quiso casarse con ella, pero Sara no quiso hacerle daño a su esposa, que era muy buena y le había apoyado toda su vida ayudándole en su carrera'. Y él se me quedó mirando sonriente y contestó: 'Jaime, ¿a quién no le amarga un dulce?, con eso te digo bastante'".
Ana Obregón
Fue muy real, cuenta Barona, la relación entre Alberto de Mónaco y Ana García Obregón, conocida como "Antoñita la fantástica" por atribuirse sonoros idilios de dudosa realidad. "Cenaron en El Viejo Madrid, que estaba enfrente, no había mesa en Lucio. La familia paterna de Ana venía del barrio. Sus abuelos, los padres de Antonio García, gente buena y humilde, eran porteros en una casa de la Cava Alta. Después de cenar me acerqué a saludar a Ana y al príncipe y luego coincidimos en Alandalus, donde yo iba a veces después de cerrar y allí estaban bailando y achuchándose. Así que claro que tuvieron algo. Un verano, los Obregón me pidieron que me fuera con ellos a Costa de los Pinos, aprovechando mis vacaciones, para echarles una mano en el barco y en las fiestas que organizaban. Me trataron como uno más de la familia y se portaron muy bien conmigo. Ana ya no salía con Francis Franco y se fue a a Santander a ver torear a Rafa Camino, que le había organizado el viaje y el hotel y yo creo que tenían algo".

Barona con Julio Iglesias y Susana Uribarri.Cedida
También pasó por Lucio Carolina de Mónaco, cuando venía a cazar a Extremadura con amigos españoles. Barona le habló de su admiración por Grace Kelly "y ella me lo agradeció con un abrazo, me emocionó su humanidad", cuenta. Otra sorpresa, los gustos gastronómicos de Victoria Beckham en la cena que compartía con David, su marido, y Hugh Grant con otra actriz. "Victoria sólo comió una rodaja de piña natural y una Coca-Cola, fue toda su comida".
Otro actor, Harry Belafonte, fue a cenar con Antonio Gades, Marisol y La Polaca (bailaora ) y su marido. Parece que el actor norteamericano simpatizaba con la ideología del bailarín español. Barona, muy cercano entonces a Pepa Flores, asegura que ella le confesó que dejó a Gades cuando supo que le era infiel con la millonaria suiza con la que acabó casándose. "Pero en una ocasión Gades le dijo a su hija María (Esteve) que quería volver con su madre y ella le aseguró que nunca lo haría y que estaba encantada con el italiano que ha sido su pareja hasta su muerte este mismo año".

Barona con Isabel Pantoja y su hermano Agustín.Cedida
Confidencias que también le hacía Carmen Ordóñez, al parecer enamorada del torero José María Manzanares padre, por quien había roto su matrimonio con Francisco Rivera. "Carmen me contó que Paquirri le preguntó si era cierto y ella le contestó que 'porque era más hombre que tú'". Asegura Barona que Manzanares vivió después un romance serio con Sofía Mazagatos, antigua Miss España y modelo. "Ella estaba enamorada y se querían casar, él me lo contó porque sabía que yo apreciaba mucho a Sofía. Se fueron a París, pero al parecer, sospechó que ella había avisado a la prensa, aunque lo negaba, y cuando llegaron al hotel había fotógrafos. A Manzanares le pareció fatal porque todavía no estaba divorciado. El viaje acabó mal y algo pasó, nunca se publicaron esas fotos".

Barona con Sara Montiel y Olga Guillot.Cedida
Muchos clientes habituales agradecían que les consiguiera una mesa cuando la taberna estaba abarrotada, como un fin de año que sentó a Pedro Ruiz acompañado de Victoria Vera en un sitio improvisado.
Omar Sharif fue personalmente a darle las gracias por lo bien que trataba a su madre y a su hermana, que vivían en Madrid. "Cuando se iba me daba cuatro besos y yo decía, bueno, será la costumbre en Egipto".

Jaime Barona con Lola Flores y familia.Cedida
El libro y la memoria de su autor son la cara B de la prensa del corazón. Y eso que no todo ha sido de color de rosa.
Fuente:
https://www.elmundo.es/loc/famosos/2025/03/28/67e6a6a1fdddff2a838b45a4.html