Rachel
Cuando Rachel llega a la puerta de la cabina del capitán, Jean Marie ya la espera con los brazos cruzados. Le dedica una sonrisa rápida —de esas que no anticipan nada bueno— y le abre la puerta sin decir palabra.
"Solo tú, dama," dice con tono suave, casi cortés, pero firme.
Rachel entra. Jean Marie espera un segundo, y luego entra también, cerrando la puerta tras de sí con un clic metálico.
La cabina está iluminada por una lámpara de aceite que proyecta destellos cálidos sobre mapas desplegados y utensilios de navegación. Al fondo, James "Una Mano" Flintbane está inclinado sobre una carta náutica extendida sobre la mesa, marcando una ruta con un compás y el extremo de su pipa. El humo flota en espirales perezosas mientras el barco cruje con el ritmo del río.
Cuando escucha la puerta, el capitán no se gira de inmediato. Termina de trazar una línea con gesto seguro, y entonces levanta la cabeza. .
"¿Sabes lo que es una imprudencia, Rachel?" comienza, apoyando los codos en la mesa—. "Llevar a un pobre desgraciado medio deshecho, a un granuja local, a plena vista de cualquier alma con ojos en el muelle y que nunca más vuelva a ver la luz del sol."
Hace una pausa, como si disfrutara dejando que las palabras flotaran un poco en el aire.
"No hace falta ser un mago, ni un sacerdote, ni un inquisidor para atar cabos. Y ya sabes lo que la gente dice cuando hay un ghoul a bordo de un barco: peste, peligro... y luego hogueras, sogas o cuchillas."
Se incorpora lentamente y se cruza de brazos, la pipa aún colgando de sus labios. Su tono sigue sonando ligero, pero su mirada no tiene ni una gota de humor.
"Y eso, querida mía, no estaba en el trato. Yo acepté pasajeros, fugitivos si queréis, pero no asesinatos en mi propio hogar. No criaturas que puedan desatar una matanza en mitad de la noche porque se les acabó la merienda."
Hace un gesto con la mano hacia la puerta, como si ya todo estuviera decidido.
"Así que, con todo el respeto que te tengo y con lo mucho que me caes bien cuando no me pones al borde de un motín… vais a tener que dejar el barco. Ahora. Antes de que alguien empiece a hacer preguntas."
Luego sonríe, como si acabara de invitarla a tomar el té.
"No es personal. Es supervivencia. Ya sabes cómo funciona esto."