Bailey está encarada con Elijah, así que no ve a Esclavo alcanzar a Job hasta el último momento. Entonces, queda paralizada, mirando cómo el perro remata al desgraciado sin pensarlo dos veces. De Esclavo, su mirada pasa a María. El hecho de que ella ha dado la orden de terminar con la vida del prisionero le llega al fin un par de segundos después.
Se queda mirándola, y la punta de su espada desciende poco a poco conforme las fuerzas y las ganas de pelear la abandonan. No dice nada mientras los demás lanzan sus recriminaciones, ni mientras Elijah sale a cubierta.
No sabe decir si esto es un sueño, o una pesadilla. Las palabras de los demás le llegan como el aire pasando a través de un velo. Débiles, comprensibles, pero bastante inconsecuentes. Lo único en lo que puede pensar en ese momento es en lo que duele que la única persona que te importa en el mundo se vuelva contra ti.
Al menos hasta que Rachel cruza su campo de visión, poniéndose delante de ella, y devolviéndola a la realidad de forma repentina. Pero Bailey no reacciona con sorpresa. De hecho, apenas reacciona. Sólo mira a Rachel a los ojos, los suyos propios reflejando un cansancio que va más allá de lo físico.
"Si lo matas a él, vas a tener que matarme a mí."
Bailey la mira a los ojos fijamente. Ve de forma más que clara su determinación.
La rubia levanta la espada. Dobla el brazo izquierdo hacia arriba, para formar un hueco entre brazo y antebrazo. Pasa la hoja de la espada por él, desde la base hasta la punta de la espada, dejando que la sangre de Elijah impregne la túnica pero limpiando la espada en el proceso. A continuación, recoge la funda del suelo y la envaina.
"Muy bien." Las palabras de Bailey salen como un susurro hueco, pero no por ello falto de fuerza, antes de dar pasos pesados hacia King. El huargo, que a todas luces no parece comprender qué está pasando, se tumba en el suelo y se deja acariciar. Bailey le pasa la mano por el lomo mientras habla. "No parece que tengáis las ideas muy claras. A estas alturas, ya deberíais entender de qué va la cosa, así que dejad que os ilumine."
"Estamos en este mundo porque Selûne, la diosa de la luna, nos ha traído aquí utilizándome a mí como conducto. O como conductor. Puede que ambas cosas, aunque yo francamente no tengo ni puta idea de cómo lo he hecho." Bailey, que no está acostumbrada a decir palabrotas, ni siquiera pestañea al hacerlo ahora. "Selûne es, por lo que sé y he podido leer, una diosa de las buenas. Misericordiosa y justa. Lo que nos lleva a esto."
Bailey saca un dedo pulgar y señala por encima del hombro el cadáver de Job, mientras con su otra mano continúa acariciando a King, calmándolo. El huargo mira a los demás ahora, como si tratara de encontrar en sus expresiones una respuesta a sus preguntas.
"No conozco muy bien al Elijah de Innisport. Lo que sé es que este Elijah está como una puta regadera. Es un psicópata que no duda en utilizar la violencia a cada oportunidad que tiene. Tan pronto como pudo, quiso cortarle un dedo a Milly para quitarle el anillo, y es gracias a eso que estamos en esta situación de mierda. Aunque de no haber muerto, Milly habría quedado visiblemente mutilada y puede que muy traumatizada. No sé qué pensar al respecto. En el templo de Mask, Elijah estuvo a punto de hacer que nos mataran a todos porque quería ventilarse a un simple portero. Cuando María, que es la única persona antes que yo que ha intentado ponerlo bajo control le dió un bofetón, él amenazó con matar a Esclavo."
Llegada a este punto, Bailey detiene sus palabras y sus movimientos. Levanta la cabeza y torna sus ojos hacia María con una expresión triste en ellos antes de volver su atención hacia King otra vez. "Y ahora que teníamos una oportunidad de alimentar a Milly sin matar a un pobre desgraciado, Elijah, una vez más, ha encontrado la solución en el asesinato."
Bailey frunce el ceño y entrecierra los ojos, sus palabras ahora endureciéndose. Sus caricias se vuelven más fuertes, provocan más fricción. El pelaje de King y su piel se mueven con vigor y rapidez, y aunque el huargo jadea de gusto, éste vuelve la cabeza y lame un lado del rostro de Bailey, visiblemente preocupado.
"Elijah es un puto psicópata que recurre a la violencia cada vez que cree tener a una víctima adecuada delante. No sólo no aprende nunca, ni de que casi nos mataran a todos en el templo ni de que María llegara a abofetearlo. Es que además, nos amenaza por intentar detenerlo, como hizo con Esclavo. Imagino que ahora, King y yo tenemos una diana en la espalda, lo cual me parecería hasta justo si no fuera porque acabo de recordar el pequeño asunto de las bragas de María y Primrose, lo que al cargo de asesinato suma el de cómplice de agresión sexual."
"Y si su perversión moral se quedara en él mismo y en ese pequeño moco asqueroso que cada vez me cae mejor sólo porque Elijah cada vez me cae peor, eso sería una cosa." Al fin, Bailey deja de acariciar a King, y se encara con María, levantando un brazo para señalarla. "Pero como acaba de demostrar Elijah, también es capaz de manchar a otros. María ya me ha demostrado de sobras que no es tan inocente como una vez creí que era, pero jamás me hubiera imaginado que era una asesina, capaz de utilizar a Esclavo para rematar a un pobre cabrón al que pretendíamos utilizar de sacrificio humano hasta que surgió la posibilidad que Ronan nos dió de no tener que mancharnos las manos con su sangre."
El tono de voz de Bailey, hasta entonces neutral pero cargado de animosidad conforme habla, cambia a uno burlón y cruel. "¡Eso tampoco suena muy bien, ¿verdad?! Ese crío es un puto cáncer. Pero no quiero distraerme de lo principal, que es lo siguiente."
La rubia se encara ahora con Rachel y Thorian, aunque se fija específicamente en Rachel, a quien se acerca cruzando las manos tras su espalda, en lo que podría ser una imitación bastante conseguida de agente de la Gestapo. "Volviendo a lo primero que he dicho. ¿Eso de que sirvo a una diosa buena, que es quien nos trajo aquí? ¿Y que es quien, supongo, nos llevará de vuelta a casa?"
Bailey se acerca otra vez a Rachel, quedando a dos pasos de distancia. "Porque yo, Rachel, no sé cómo abrir un puto paso entre planos, dimensiones, universos, mundos o lo que sea que nos separe de nuestro mundo, y de mi padre. Y aun suponiendo que entre Elijah y Pizz no nos rajen la gargante a King y a mí esta noche, porque si tocan a King te juro que nada me detendrá para intentar destriparlos... resulta que hasta donde yo sé, no hay otro unicornio primigenio que pueda enseñarme a abrir la puerta para llevarnos a casa. ¿Libros? La biblioteca oculta de Daggerford por la que pasamos tiene libros que te revelan lo que necesitas saber, pero ya no podemos ir allí... de nuevo... por un problema que creó Elijah, aunque para ser justos con ayuda de Milly, hasta cierto punto."
Entonces, con una mueca cruel y unos ojos que chispean con crueldad e incluso diversión, Bailey da otro paso, quedando pie con pie con Rachel, y mirándola desde arriba, haciendo un uso completo y elocuente de sus requién adquiridos ciento-noventa y pico centímetros de altura. Los ojos azules de Bailey miran en los de Rachel como si pretendiera estrangularle al alma. Su pelo rubio se desliza alrededor del rostro de Rachel, como si buscara servir de cortina. Su voz se vuelve ahora un terrorífico chuchicheo frenético, como el sonido de insectos volando por una oscura tumba de película, sus alas rozándose constantemente. "Demodoquenuestravueltaacasadependedeunadiosaquenoshallamadoaquí, parahaceralgoépicoyheróico, me imagino, y loqueestamoshaciendoesbuscarlevíctimasaElijah, ahoratambiénaMilly, ydegenerarpoco... a poco... mientras vagamos por el mundo. Si logramos cumplir aquello que la diosa nos ha traído aquí para que hagamos, espero que eso sea suficiente para que se apiade de nosotros y acepte enviarnos de vuelta a casa, dañados mentalmente como estamos. Diría que mi esperanza es que deje a Elijah aquí en lugar de llevarlo con nosotros a que haga Dios sabe qué en Innisport, pero tampoco querría que le hiciera daño a nadie de aquí. Por desgracia, ya me habéis quitado las ganas de quitar ese problema de enmedio."
Bailey se aparta de la líder del grupo, su respiración visiblemente agitada, y vuelve a levantar la voz para hablar con claridad, aunque su cuchicheo fue excepcionalmente entendible. "Ya que has decidido que abandonemos el barco, iré a entregar el puto paquete de Varl, y a ver qué nos dan de recompensa. Bueno, a ver qué me dan de recompensa. No estoy segura de querer compartir nada con vosotros si se va a volver contra mí, o va a ser algo que podáis disfrutar una vez Elijah me haya rajado la garganta mientras dormía, si no decide hacer algo peor."
Con movimientos cansados y, sin embargo, extrañamente juguetones, Bailey se acerca a María y se inclina hasta casi posar la barbilla sobre el hombro de la chica invidente. "Además, ya he visto de qué sirve daros cosas bonitas."
Tras darle un par de toques en el brazo a María, la amazona se aparta y se dirige hacia el pasillo que lleva al camarote donde guardan sus ropas originales. Pero se detiene bajo el marco de la puerta, y termina de hablar sin darse la vuelta ni mirar a nadie. "Quién sabe, puede que deje el grupo para ver si puedo irme a casa por mi cuenta. Esta noche veré si puedo comunicarme con Selûne, que al fin y al cabo es diosa de la luna, aunque si eso requiere un ritual me temo que estamos jodidos porque no sé nada de eso. Pero con un poco de suerte, responde y decide que los crímenes que hemos cometido hasta ahora son poca cosa, y podemos continuar adelante, buscando a más desgraciados con los que Eli pueda divertirse."
Bailey desaparece en la penumbra del pasillo.
King se levanta y la sigue despacio, inseguro, mirando a los demás como si preguntara, ¿sabéis qué demonios le pasa?