Todos
Al principio Pizz camina con firmeza, como si siguiera por un suelo invisible.
Pero tras apenas unos pasos, se hunde.
De golpe.
El vacío lo engulle sin aviso.
Pizz abre los ojos y ve la roca acercarse como una sentencia.
Piensa que va a morir.
Piensa que todo ha sido en vano.
Pero entonces, la llave que aprieta contra el pecho se ilumina.
Una luz pálida, suave, que vibra como un latido.
De pronto, una burbuja de energía se forma a su alrededor, brotando del portal como si respondiera a su deseo.
La caída se frena.
Y el goblin queda flotando a unos metros bajo el portal, dentro de aquella esfera elástica, que se tensa… y luego asciende lentamente hasta estabilizarse a la altura del arco.
Thorian asiente con gravedad.
Sin decir nada, toma las riendas de Hollin y le guía hacia el portal.
Uno a uno, los demás comienzan a seguirles.
Y al cruzar…
todo cambia.
No hay vacío.
No hay piedra.
Sólo luz.
Un pasillo de luz blanca cegadora, sin suelo ni techo, sin sonido.
Una nada cálida que lo envuelve todo.
Y mientras caminan, cada uno piensa, sin hablarlo, en un lugar al que desea llegar.
No con exactitud, sino con anhelo.
Con imágenes borrosas.
Y el portal escucha.
No a las palabras, sino a la intención. A la voluntad más fuerte.
Y así los lleva.
No al lugar mismo, pero al portal más cercano al deseo que lleva dentro.
La luz se apaga.
Y uno a uno, salen del portal.
Lo que les recibe es el eco.
Una sala inmensa, de piedra tallada, abovedada, cubierta de sombras suaves y un perfume antiguo.
Es una cámara noble, sin duda.
A su alrededor, objetos arcanos se alzan en vitrinas y pedestales imposibles de mover: orbes del tamaño de tronos, espadas flotantes dentro de prismas de cristal, espejos que muestran paisajes desconocidos, y armaduras suspendidas sin cadenas, como si esperasen ser habitadas.
Todo es majestuoso, brillante, tentador... y absolutamente inamovible, rodeado de un halo de energía que a María le parece peligroso.
Tras ellos, el portal que les ha traído aquí se cierra en silencio, satisfecho.
Y el eco de su viaje se disuelve en la penumbra.
FIN DEL ARCO II.