Acabo de terminar de leer hace media hora "Nunca me abandones", de Kazuo Ishiguro. Me ha hecho recordar "Un mundo feliz", de Aldous Huxley.
Me ha hecho darle vueltas a esta cuestión:
¿Debería ser legal y éticamente aceptable el uso de la modificación genética (edición de genes) en embriones humanos con fines no terapéuticos, es decir, para "mejorar" características como la inteligencia, el físico o ciertas habilidades (los llamados "bebés de diseño")?
La tecnología CRISPR y otras herramientas de edición genética están avanzando a pasos agigantados, haciendo que la posibilidad de manipular el genoma humano sea cada vez más real. Esto no es ciencia ficción lejana, sino una discusión ética actual. Diferentes países y culturas tienen regulaciones y posturas éticas muy variadas al respecto, lo que refleja la complejidad del dilema.
Es fácil justificar la edición para curar enfermedades graves (fibrosis quística, Huntington), pero el límite se vuelve difuso cuando se pasa a la "mejora". ¿Dónde está la línea? ¿Qué es una enfermedad y qué es una "desventaja" a corregir?
Los padres tienen derecho a elegir lo mejor para sus hijos. Si podemos darles una vida con menos sufrimiento o más oportunidades, ¿por qué no hacerlo? Si podemos potenciar la inteligencia, la resistencia a enfermedades, o talentos innatos, ¿no estaríamos avanzando como especie? Esto podría beneficiar a toda la sociedad a largo plazo. Eliminar predisposiciones a enfermedades crónicas (no solo genéticas raras, sino también a enfermedades comunes como la diabetes o el Alzheimer) a través de la mejora genética, reduciría el sufrimiento a gran escala. De una u otra forma, ya buscamos "mejorar" a nuestros hijos (nutrición, educación, estimulación temprana). Esto sería solo una extensión de esa búsqueda, pero a un nivel genético.
Si otras naciones lo hacen, ¿nos quedaremos atrás en capacidades humanas, investigación o competitividad global?
Aunque quizá por desgracia sólo los ricos podrían acceder al principio a estas tecnologías, creando una nueva forma de desigualdad genética. Esto podría llevar a una 'casta' de 'mejorados' y a la discriminación de los 'naturales'. Empezamos por eliminar enfermedades, luego por mejorar la inteligencia, luego por el color de ojos o la estatura. ¿Dónde trazamos la línea? Esto podría conducir a la selección artificial y a la eliminación de la diversidad humana. Los criterios de 'mejora' son subjetivos y culturalmente influenciados. ¿Quién tiene la autoridad moral para decidir qué características son deseables o indeseables en la especie humana?
En la búsqueda de la 'perfección' genética, se necesita distinguir si estamos elevando a la humanidad o, paradójicamente, despojándola de la esencia misma que la hace imperfecta, diversa y, en última instancia, profundamente humana. La perfección no existirá pase lo que pase. Quizá valga la pena aceptar que somos imperfectos y recoger los trozos para cuidarlos. Educar para aprovechar la vida sin volvernos neuróticos. En esta primera mitad del siglo XXI vamos a flipar con lo que va a ofrecer la biotecnología dentro de poco. Está a punto de estallar.
La ambición de reescribir la vida nos confronta con una verdad incómoda. La verdadera perfección humana quizás reside en la fragilidad y el azar que nos hacen únicos, no en el diseño que busca borrarlos.
Pero bueno, que me enrollo. La cuestión del hilo, tal como escribí arriba y copio abajo porque me he liado escribiendo:
¿Debería ser legal y éticamente aceptable el uso de la modificación genética (edición de genes) en embriones humanos con fines no terapéuticos, es decir, para "mejorar" características como la inteligencia, el físico o ciertas habilidades (los llamados "bebés de diseño")?