Milly
Los dos guardias se quedan mirándola en silencio, con expresión solemne.
Uno asiente. El otro lo mira y asiente también. El primero vuelve a asentir, más enérgico. El segundo lo imita con convicción. Y así, sin palabras, comienzan un extraño ritual de aprobación mutua que pronto se convierte en una coreografía absurda de cabezas mojadas moviéndose al mismo ritmo.
Luego, como si la sincronía les diera ánimos, se cogen de las manos y empiezan a dar pequeños saltitos en el sitio, cada vez más entusiasmados. El primero ríe. El segundo también. Durante un breve pero glorioso momento, parecen convencidos de estar haciendo algo heroico y, sobre todo, de tener mucha suerte.
"¡Vamos!", dice uno con voz triunfal, empapado hasta las cejas.
"¡Vamos!", repite el otro, dando un saltito que hace chapotear el barro.
"¡Por Valls!", grita el primero.
"Por Valls", asiente el otro con solemnidad. "Y por comprobar que las propiedades del barón estén… en perfecto estado."
El primero lo mira con respeto, como quien acaba de oír algo muy profundo.
"Eso es deber cívico."
"Y un poco de curiosidad científica", añade el otro, dándose importancia.
Y así, chorreando, entran tras Milly con la alegre determinación de dos hombres que creen estar sirviendo a la patria, cuando en realidad están sirviéndose ellos mismos… en bandeja.
Podéis describir qué les hacéis. Tienen exactamente cero unidades de posibilidad de escapar, así que aprovechad para hacerlo narrativo. Mañana respondo.