Los problemas en Brasil son tan graves con el tema de la violencia armada que querer achacar la mínima culpabilidad a los videojuegos es de una desfachatez nivel Super Saiyan 3. El mismo Doom al que juega un niño de Sao Paulo lo juega un niño de Ginebra y en la primera ciudad te meten un tiro por llevar un iwatch por la calle y en la segunda dejan las puertas abiertas de las casas. Que deje de decir tonterías y se fije en los problemas estructurales, de clase, de drogas, de control de mafias, de pobreza extrema… que tiene su país, que a lo mejor con el Call of Duty sospecho que no va a conseguir mucho. El niño de Brasil que termina en la delincuencia no aprende a disparar con el Call of Duty, le enseña un delincuente de crimen organizado en la fabela en la que vive y de la que no tiene ninguna posiblidad de integrarse en el sistema.