Juntacadaveres En sus memorias lo explica bien: dice que, para aumentar la teatralidad del espectáculo, se acostumbraron en los conciertos a tirarle a la gente restos de comida y similares (vísceras), y el público después empezó también a acostumbrarse a tirarles de todo al escenario. Parece ser que el murciélago pasaba por allí algo confuso, y el tío pensó que se lo habían tirado de verdad. No se dio cuenta de que el bicho era real hasta que se lo tuvieron que decir.
Por lo que parece, el tipo se pasó durante mucho tiempo poniéndose vacunas antirrábicas en varias dosis por varias zonas del cuerpo.