albertobat Pero, vamos a ver, que esto no es una acusaciĂłn de asesinato ni ciencia forense, sino un caso laboral. La justicia tiene que entender el contexto de una situaciĂłn. Estaban haciendo obras en la tienda y renovando las taquillas, y las abrirĂan todas antes de tirarlas precisamente porque la gente puede dejarse algo relevante dentro. Lo que no se esperaban era ese tomate. Resulta, claro, que los testigos no son imparciales, pero entre ellos está el jefe de obra, seguramente muy interesado en que despidan a una empleada que no conoce.
Este caso se asemeja al de la panaderĂa, donde tampoco se valorĂł la realidad: Âżcuántas pueden, aunque quieran, habilitar una zona para el cambio de ropa? Absurdo. Sin embargo, por cuestiones de higiene y de control laboral son Ăştiles y necesarias las cámaras. Pero, venga, da igual: lo ha hecho mal. Un juez, al final, decide anteponer, porque no me creo ni de puta broma que estĂ© atado de pies y manos, el derecho a la intimidad a un evidente peligro contra la salud pĂşblica.
OlvĂdate de Zara. Regentas una tienda pequeña de ropa y sospechas que uno de tus empleados -pongamos que hay dos- te roba artĂculos. Dime cuál es el procedimiento correcto, sin que el juez te pase una, para pillarlo.