Si por mí fuera es que las campanadas no las presentaba nadie, tan sólo la voz del locutor que esté detrás advirtiendo que va a llegar el momento y listo.
Nadie es tan importante como para 1) representar a España y 2) individualizar y ser protagonista del fin del año. El fin de año es el fin de año para todos y debe ser algo impersonal, no un ejercicio más para chupar cámara, exhibir trajecitos y contar tus mierdas.
Yo, si no fuera por mis padres, ni las pondría. Me pondría un cronómetro a las 00:00 y conforme llegase me tomaba las uvas sin tener que aguantar la televisión de los cojones, caterva de hijos de la grandísima puta.