Jimla Buenafuente si no se mete en política, bien; y mejor con Berto.
El problema es que se meterá en política.
Esa es la cosa.
Buenafuente, cuando se dedica a hacer humor, es muy bueno. Por eso Berto es su compañero perfecto. Es capaz de encaminarlo de nuevo a la vereda del humor cada vez que se desvía.
El problema es que tiene una querencia MUY GRAVE a meterse en política. Y pretende hacerlo en tono humorístico, pero no encaja. No es divertido, aburre.
Y ya cuando está con Silvia abril es LA PEREZA. Ella toma completamente el mando del ritmo y el tono y, joder, ella es un chicle en el zapato en comparación a Buenafuente.