Acabo de terminarlo.
He pisado un poco el acelerador porque la cantidad de tareas y cosas que hacer que se me acumulaban era tal que empezaba a agobiarme, y para eso ya tengo el trabajo que menudas semanas de mierda llevo.
Tras completar el quinto templo (muy curiosa la mecánica de llevar a un golem y poder equiparlo con cualquier cosa), me decían que hablase con la investigadora del subsuelo para saber donde está Ganondorf, pero esta me mandaba a hacer la segundaria de Kogg, así que tiré a lo obvio, teletransporte al templo del Castillo y para abajo a ver que hay en el agujero.
Un poco claustrofóbico todo, lleno de aura maligna por todas partes, enemigos muy fuertes, los gusanos esos elementales, una sombra de Ganon y su fase previa (que es probablemente de los enemigos que más odio de todo el juego)... hasta un Centaleón por el camino.
Con muchos esquives perfectos y armas bien de daño, seguí sin demasiados problemas. La bajada, aún más todavía hacia el abismo, muy épica así como la batalla grupal, que gracias a un bastón grande mágico con un zafiro fue coser y cantar. Luego, lo que viene siendo Ganondorf, me pareció sencillo porque aunque te comas muchos ataques el daño era bajo. De nuevo, el esquive perfecto me dió muchísima ventaja y le tenía más o menos el truco pillado.
En la fase del dragón tiré un par de flechas, ví que no hacía nada, me percaté de los puntos débiles y tras ver que tampoco fui de cabeza a darle con la espada. Una fase más espectacular que mecánicamente difícil.
Aún me quedan cosillas que hacer, como ir al Bosque Kolog, explorar mejor Farone, Necluda, subsuelo, etc., pero ya lo iré haciendo más tranquilamente y sin presiones.
Pues eso, que me quedan aún muchas horitas que darle a este juegazo.