Andor es la serie perfecta para nuestros tiempos, porque nos recuerda una lección que la historia nos ha enseñado, y que no debemos olvidar nunca:
A veces, las revoluciones son necesarias. Y no son bonitas, ni moralmente perfectas, porque la búsqueda de la libertad no es algo que se pinta sólo en blanco o negro, y requiere grandes sacrificios. No sólo materiales, sino morales.
A veces, la respuesta correcta al fascismo es un ladrillazo en la puta cara.