El resumen es que una Karen compra el juego Primal Rage, el cual estaba recomendado para adolescentes en USA (13 años o más) y se lo regaló a su hijo de 10 años
Tras verlo ejecutar un fatality consistente en mear ácido sobre el enemigo fue a la tienda a exigir una devolución y el cese de la venta del juego.
Como logro sus dos objetivos se vino muy arriba y fue a la televisión para exigir la retirada del juego, lo cual logro (la cadena Target solo los retiro del estado de esta Karen, pero Best Buy lo retiro a nivel nacional).
Por suerte Time Warner publicó una nota de prensa donde avisaban que la mujer nunca se puso en contacto con ellos (fue directamente a la tienda y las cadenas de televisión) y que la culpa era suya por regalarle a su hijo un juego con una calificación superior a su edad.
Como daño colateral la secuela del juego se canceló por si se repetía la polémica.