Muy pronto, y aunque no negaré mi parte de culpa, creo que no se explican bien y se vuelven una tortura sin motivo.
En la carrera fue aún más grave, con una vieja medicada que sólo dictaba; ni una vez cogió la tiza.
Creo que, al igual que la filosofía, pueden ser apasionantes con un buen profesor, y eso escasea.