Aunque creo que hace mucho que Juanma Castaño eligió el camino que termina en el cuñado perfecto, creo que en este caso tiene razón al menos en parte. Por un lado, a mí me parecería correctísimo que cada una de todos los actos machistas que hayan podido sufrir u observar las jugadoras sean expuestas. Por otro, hay que ser muy ingenuo para pensar que tras la égida de Rubiales, sabiendo cómo es el tipejo (la entrevista de su propio tío es impresionante) y al margen de lo del beso, la federación no se ha convertido en una sucesión de altos cargos semicorruptos del mismo palo del jefe al que le bailaban el agua. Ahora bien, una vez dicho esto a mí me parece que las exigencias públicas de las jugadoras son absolutamente abstractas y tienen que recordar que su trabajo no es acabar con el machismo en general. Ni con el machismo o corrupción del mundo, ni con el de la federación. Su trabajo es jugar al fútbol y, en este caso, representar al país y tratar de quitar o poner a gente de sus puestos de trabajo utilizando la selección como un sindicato no forma parte de su contrato. ¿Que tienen conocimiento explícito de que hay un hijo de puta en el departamento de comunicación que en el caso de Jenni Hermoso, por ejemplo, manipuló declaraciones o fue presionando a peña para amparar la versión de Rubiales, etc.? Cojonudo, ponedlo en conocimiento, hacedlo público, que la gente lo sepa y haced presión. Pero eso es todo lo que, en mi opinión, deberían limitarse a hacer. Quiero confiar en el criterio de la jugadoras que, al fin y al cabo, son las que viven la situación de la federación en sus carnes. Pero claro, con todo el asunto de Hermoso, de cómo han asumido la sentencia social y cómo han apoyado a una jugadora a denunciar por agresión sexual a un mamarracho que le robó un beso, parece difícil que no se dejen llevar por esa inercia de hacer comunicados que den decenas de miles de likes en redes sociales.