Justo ayer fui al cine a ver misión imposible por la tarde y lo pasé de putísima madre, entretenimiento puro y duro, en mayúsculas. Mira que me cae gordillo Tom Cruise en lo personal, pero como actor y profesional es para quitarse el sombrero. Es ver la recaudación que ha tenido, compararla con los mil y pico millones que ha sacado Barbie y me doy cuenta de que estamos ya en el fin de los tiempos que tanto se ha anunciado. Ya llevo un buen tiempo pensando que el cine, en lo que se refiere a las salas comerciales, va camino dexla morgue. Son tiempos diferentes y la gente supongo que ha encontrado otra forma más barata de disfrutar de las películas, así que cada vez espero ver menos películas con grandes presupuestos. Pero claro... comparo misión imposible y su presupuesto con Agente Stone, que vi por la misma noche en Netflix, y es como comparar a dios con un gitano. Es decir, que nadie espere disfrutar de espectáculos impresionantes cuando empiecen a bajar los presupuestos.