Miela estaba satisfecha con haber acertado a su objetivo, pero lo vio avanzar de todos modos contra ella, buscando venganza. A la mercenaria no le costó mucho dar unos pasos atrás, sus botas levantando el polvo del camino alrededor de sus pies, para esquivar la torpe respuesta de su enemigo. Miela eratan ágil con sus pies como con sus manos. Tan pronto la espada acabó de trazar un arco hacia el suelo, Miela detuvo su retirada y dio un paso al frente, afianzando sus pies, cerrando distancias y encañonando a su oponente desde la cintura.
(Disparo de pistola: 2d6 + puntería)
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(Daño: 3)
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