Merricat observa el cuerpo de la enorme araña, decapitado ahora por Traki, y se encoge de hombros.
"Imagino que ahora eres más Patitas que nunca...", murmura, palmeando su pata delantera.
Tras ello va hacia Miela y le da parte de sus raciones para que pueda concluir su guiso. Más raciones les irían bien, pero espera que las cazadoras no se arriesguen en vano, piensa, preocupada.
"Ojalá dejar este bosque del demonio pronto...", le dice finalmente a la soldado, sin esperar que ella responda.