María Abellán
Coche de Bailey
Camino a casa de María, 3 de Octubre de 2023
"¡Claro! Lo que sea... nos vemos después de clubes y hablaremos todo lo que quieras, Bailey" ya con el coche parado, María no puede evitar echarse encima encima de Bailey, abrazarla como hace tantas veces con ella, abrazarla y decirle que todo estará bien.
Tras tanto tiempo sintiéndola como una voz flotante, y ahora que por fin vió su figura debido a la fragancia de las lilas, María sentía como se formaba una imagen mental de Bailey en su cerebro mientras la abrazaba por la cintura y reposaba su cabeza en su costado.
Bueno, se estaba formado de forma demasiado nítida... notaba como su cabeza reposaba en el busto de Bailey. Se estaba muriendo de vergüenza e iba a soltarse immediatamente... ¡pero no! ¡Aguanta la vergüenza María, que ésta vez puedes ser de ayuda!
Tras unos segundos consolando a Bailey de ésta forma, la chica rompe contacto, roja como un tomate "eee... bueno, eso. Siento irme, pero se hace tarde, y mis clientes me llaman. Nos vemos mañana" María saluda hacia el coche, mientras da un par de palmadas para llamar a Esclavo.
"Parece que Bailey sí necesitaba ayuda al final" ella empieza a pensar en voz alta, como hace siempre, para poner a Esclavo al día "¿no es emocionante que por fin confíe en mí? Me pongo sensiblona..." al hablar con Esclavo, María se para un buen rato, delante de su casa, dándose un par de golpes en las mejillas.
Demasiado bonito para ser verdad. Hora de volver a la realidad.
Casa de María.
"Hola, ya estoy aquí." María llega sin mucha emoción, llegando otra vez a la atmosfera para María que significa entrar en casa, con todo lo que significa "Me voy a trabajar mamá, ¿puedes abrir la habitación?"
Conforme pasaron los años, los Abellán perfeccionaron más y más el trabajo de María. Era todo paripé claro, pero se pagaba mejor si se daba un ambiente correcto.
Ella no sólo se transformaba en el Avatar de la Santa Muerte en personalidad: el ambiente tenía que ser perfecto, la decoración acorde, y las sensaciones dadas igual de perfectas, una mezcla entre miedo y misterio. Usar ropa tradicional quedaba muy artificial: era mejor usar una versión blanca del uniforme escolar, para mantener parte de la realidad. Sí se decoraba el pelo con rosas, y tenía una gargantilla negra que le daba un aspecto gótico. Con sólo entrar, daba la sensación de entrar en otro mundo.

Últimamente no había tenido sueños, excepto el de hace dos días. Pero era igual. Los sueños tardaban meses o años en cumplirse. Por eso estaba tan agobiada también: el sueño del 1 de Octubre era diferente a los demás. El último sueño raro fue el del incendio de sus abuelos.
Sólo de pensarlo, le agobiaba la garganta. Ahora no, María.
//No tiene el mismo estilo que las otras imágenes, pero es lo que hay... no tengo el prompt tan fino como Isolee o Kata.