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A Bailey le pareció notar que Milly estaba algo cansada. ¡No le extrañaba! La chica de las coletas tenía fama de estar yendo siempre de un lado para otro, metiendo sus narices en todos sitios. Eso debía significar muchas prisas. Animada, Bailey reduce el paso hasta que Milly se pone a su altura, y sintiéndose juguetona, Bailey le da un empujón con sus tremendas caderas, sonriéndole con vivacidad. "¡A saber qué habrá encontrado María!"
Bailey guía a Milly hacia la salida que da a los jardines del instituto, donde las espera Esclavo, el fiel compañero de María. "Hola, Esclavo, guapetón. ¿Nos llevas con María?"