Tank coge la manzana con una mueca terrible que Elijah interpreta como una sonrisa, tras lo que abre la puerta metálica con un clac sordo, dejándolo pasar.
La bombilla parpadeante arroja una luz vacilante sobre el almacén, creando un juego de sombras sobre las cajas apiladas y los rincones oscuros. Tank, su rostro parcialmente iluminado, gira la manzana en su mano, su figura imponente destacando contra el desorden ordenado del lugar.
Elijah entra cautelosamente, sus ojos recorriendo el espacio. La luz de las velas ilumina una mesa de escritorio de madera antigua, cubierta con papeles en desorden escritos por Tank. Junto a la mesa, un corcho en la pared exhibe fotografías, cada una contando una historia silenciosa. Al lado, una pequeña llave dorada cuelga de un clavo, centelleante bajo la luz tenue.
Un colchón apoyado contra la pared, con una manta desordenada encima, sugiere que Tank ha pasado varias noches aquí. El ambiente tiene un aire de abandono temporal, como si alguien hubiera hecho de este lugar su refugio improvisado.
El rincón más alejado del almacén, oculto detrás de una cortina y placas de pladur, emite sonidos inquietantes: el mordisqueo de alguna criatura escondida y el goteo constante de agua.
Sin previo aviso, Tank se dirige hacia el corcho. Con movimientos deliberados, coge la llave dorada del clavo y se acerca al escritorio. Con ella, abre un cajón, sacando una caja metálica adornada con el logo desgastado de los Pine Ridge Titans. Elijah observa, intrigado, mientras Tank levanta la tapa con reverencia.
Dentro, Tank busca y encuentra una fotografía. La examina un momento y luego, con un gesto suave, la extiende hacia Elijah. La fotografía muestra a Aislinn y Tank, sonriendo junto a un pastel con una vela en forma de '39' encima.
"Cumpleaños Frank, año pasado. Aislinn hizo, sí", dice Tank, su voz un murmullo grave que llena el almacén, llevando consigo un recuerdo querido.