Rachel en la cabaña
Rachel se asoma a través de la mirilla y frunce el ceño al confirmar que, en efecto, son los señores Murray quienes esperan al otro lado de la puerta. Siempre los ha considerado un tanto pesados, recordando cómo sus padres solían cenar a menudo con ellos. Un destello de recuerdos la invade: Jim, el marido, era compañero de pesca de su padre. Ese pensamiento la golpea con una abrupta nostalgia.
Molesta por la inconveniencia de su visita en un momento tan inoportuno, pero consciente de su necesidad de regresar al pueblo, Rachel abre la puerta con un gesto mecánico. Al verla, los Murray se asustan ligeramente, incómodos bajo la luz tenue del porche. Jim parece particularmente desorientado, jugueteando con los botones de su chaqueta.
"Ah, hola, Rachel. Esto...", balbucea Jim, claramente fuera de lugar.
"¡Jim!", le regaña su mujer con un tono de voz que destila impaciencia.
"Ah, sí, Rachel, quiero decir que...", intenta recomponerse Jim, pero su voz se pierde en la incertidumbre.
"Lo que mi torpe marido intenta decir es que sentimos mucho lo de John. Tu padre era un gran amigo para nosotros", interviene Rose, con una mirada que trasmite genuina tristeza.
"Sí, eso es, Rachel", logra decir Jim. "Él era un gran amigo y un compañero de aventuras para mí. Su pérdida es grande para todos nosotros."
Rachel percibe la sinceridad en sus palabras, pero su deseo de irse es palpable. Se queda de pie, expectante, preguntándose si tienen algo más que añadir. Rose, leyendo el ambiente, le da un codazo a su marido y le susurra de forma poco sutil, "dáselo a la chica".
Jim reacciona y dice, "Ah, sí, Rachel, tu padre me dio esto unas semanas antes de morir. Me dijo que si algún día ya no estaba, te lo entregara a ti y solo a ti", explica mientras le entrega un sobre blanco normal y corriente. Al cogerlo, reconoce la letra de su padre en la nota: "Para mi hija Rachel".
Jim y Rose quedan en silencio por un instante, comprendiendo que quizás es un momento emotivo para Rachel. Finalmente, entienden que deben darle algo de privacidad y se despiden: "Bueno, esperamos que todo os vaya bien. Dale recuerdos a Maggie y Paige. Adiós, Rachel". Hacen un pequeño gesto con las manos, se dan media vuelta y vuelven a su cabaña, cincuenta metros más allá.