21. Silent Hill 2 Remake
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Esta reseña no puede empezar de otra manera en honor de cualquiera que la lea en algún momento.
Seamos sinceros, nadie esperaba que este remake fuera a salir tan bien. Seguramente ni los propios desarrolladores durante parte del desarrollo.
Lo tenía todo en contra. Un estudio mediocre, que no malo, un clásico de un género no muy amigo de las tendencias actuales, una historia tan sutil como fácil de estropear. Un juego que es más recordado de lo que fue jugado...
Los ingredientes para el desastre estaban servidos.
Pocas veces hemos sido todos tan afortunados de estar tan equivocados.
Y es que ya sea por el talento oculto del estudio, que ha salido a flote, por la grandeza del juego original, por pura casualidad o intervención divina, el resultado es que nos encontramos ante uno de los mejores remakes de la historia. Así de rotundo hay que ser al afirmarlo.
Un remake que coge el original, mejora de manera ostensible todo el apartado jugable, de un juego que no era nada del otro mundo al respecto ya en su día, y a la vez coge el guion y los personajes y no se permite más que refinarlos, para no arruinar lo que ya en su momento fue casi perfecto.
Y es que en el apartado jugable nos encontramos un hijo de lo que supuso en su día Resident Evil Remake 2. Abandonamos las cámaras fijas, adoptamos la cámara al hombro, y automáticamente tenemos una mejora automática del combate del juego.
No era difícil, pues en su día era el peor apartado del original. Y aquí tampoco encontramos ninguna revolución para los estándares actuales. Un sistema de combate y apuntado simplemente funcional, pero que irónicamente casa bien con la narrativa del juego. Manejamos a un hombre normal y corriente, que apenas sabe disparar o pegar con un palo, lo cual encaja con la tosquedad del gunplay del juego.
Acabamos encontrando un gunplay satisfactorio, lo suficiente como para no sentirnos a los mandos de un boina verde, pero que tampoco se haga repetitivo por su abundancia.
Vale la pena resaltar que los combates contra los jefes, sin ser nada del otro mundo, también suponen una mejora considerable respecto al original, donde encontrábamos los momentos más flojos y disfuncionales del juego.
Más allá del combate tenemos escenarios que siguen al pie de la letra la esencia del original, pero enormemente ampliados. Podría haber sido arriesgado ampliar tanto lo que en su día eran escenarios medidos al milímetro. Por suerte el trabajo en este apartado ha sido excelente.
Encontramos un pueblo con más escenario explorable en exteriores, con más sitios que investigar. Pero es en los interiores, hospital, cárcel, laberinto, etc... Donde encontramos las mejoras más profundas.
Niveles más grandes, más detallados, más opresivos, que albergan más combates, sí, pero también más puzzles. Algunos inéditos, otros reimaginaciones de los originales. Todos en general brillantes, bailando en la fina línea entre el generar intriga y frustración al jugador, para ser resueltos.
En definitiva, un apartado jugable muy mejorado respecto al original, que no por esperable era seguro haber encontrado.
La otra mitad de este remake, como del original, es su guion, su narrativa y sus personajes. Y es que los 20 años pasados desde la salida del juego original no han cambiado un hecho que me atrevo a tildar de objetivo.
Estamos ante una de las mejores historias y narrativas que la industria del videojuego ha dado en toda su historia.
Terriblemente sutil hasta su mismo desenlace, o desenlaces ahora que hay un mayor número de ellos, terriblemente desgarradora, pero a la vez terriblemente neutra a la hora de mostrar unos personajes que son tanto víctimas como villanos, tanto castigadores como redentores.
Lo supuso en su día y tristemente lo supone 20 años después, un soplo de aire fresco en una industria que tiende a hacer sus héroes demasiado heroicos y sus villanos excesivamente detestables.
Por si fuera poco aquí encontramos que la misma historia, sin apenas añadidos más allá de alguna escena o diálogo extra, está mejor narrada e interpretada gracias a los masivos avances que ha habido en cuanto a interpretación y actuación de los personajes.
Aun así, todo lo dicho no funcionaria al mismo nivel si el apartado visual no estuviera a la altura. Y es que si hay una saga que vive de su apartado visual, artístico y gráfico, es esta.
Sobre todo ahora que los clásicos monólogos internos del personaje al investigar el escenario, que sucedía tanto en los Silent Hill como en los Resident Evil clásicos, han sido sustituidos por referencias visuales. Desde pequeñas escenas a referencias continuas por el escenario.
Por un lado, es una pena que hayamos perdido dichos textos en pos de apoyarse exclusivamente en la narrativa visual, algo que acerca la industria más al sector cinematográfico y lo aleja de los pilares clásicos del género. Por otro lado, es una gran noticia y un alivio que en este apartado el juego también cumpla con nota.
Y es que el apartado artístico del juego es algo de otro mundo. Un diseño visual que consigue generaros angustia y ansiedad hasta cuando nos muestra lo que debería ser un escenario corriente de la realidad.
La arquitectura del pueblo retiene el aura opresiva y perturbadora que da significado al descenso a los infiernos de James. Las calles del pueblo envueltas en la niebla, con sus casas y negocios abandonados, están diseñadas con esmero y atención al detalle.
Tanto el pueblo superficial como su reverso oculto están repletos de escenas inolvidables, en escenarios inolvidables que generan sensación de peligro y desasosiego sin tener que recurrir jamás al gore o al susto facilón.
Cómo en el original, el desasosiego es puramente psicológico. No se puedo, sino aplaudir que consiga mantener dicho malestar durante las 20-25 horas de media que puede durar el título.
Y si el apartado artístico es de otro mundo, el gráfico no se queda atrás. Desde la mejor niebla volumétrica de la historia, a texturas con un nivel de detalle obsceno, una iluminación que consigue generar sensación de sustancia a la misma, a personajes, incluidos los enemigos, con un modelado muy detallado...
Ahhh... Pero no todo el monte es orégano y toca hablar de sus defectos, que los tiene. El mayor es su rendimiento. Indigno de la leyenda que supone el propio juego. Tirones constantes que no dependen del hardware donde juguemos. Es un fallo del propio motor gráfico con difícil solución por nuestra parte. Es un defecto molesto, difícil de pasar por alto, porque está siempre presente.
Más allá del apartado técnico, podríamos hablar dele exceso de enemigos. Juego más largo con escenarios más amplios requieren mayor número de enemigos. Pero se han excedido, porque bien podemos acabar el juego habiendo matado a 350-400 enemigos.
Al mismo tiempo la mayor duración y el respeto casi total a la narrativa del original produce que pasemos más tiempos entre hitos narrativos del guion. Puede provocar la sensación de alargamiento en muchos jugadores.
Pero en definitiva no consiguen arruinar la experiencia ni la sensación que nos deja al acabarlo. Es un juego excelente, con pocas aristas, y sigue siendo tan pilar narrativo de la industria como lo fue hace más de 20 años.
Acabo como empecé, prácticamente nadie esperaba que pudiéramos afirmar esto de este remake.
Disfrutemos de habernos equivocado.