Laolama El conocimiento que me da mi profesión no es una "fobia". Me permite probar y demostrar con fundamento cómo se implementan los programas de razón variable en el diseño de los juegos y condicionan solo solo dichos diseños a varios niveles (balanceo estadístico, dificultad del contenido, exposición a la monetización...), sino que también exponen a poblaciones vulnerables al juego patológico a serios problemas mentales incluso en juegos con un PEGI3. Y eso entrando solo en los gachas, ya que el famoso "FOMO" también se basa en principios conductuales que mezclan la psicología social (presión de grupo, sentido de pertenencia) con mecanismos de refuerzo de neurotransmisores (habituación dopaminérgica). Tristemente, el conocimiento de mi profesión ha sido puesto al servicio de intereses comerciales viles que nadie regula, o no lo regulan lo suficiente. En muchos casos obtienen sus beneficios económicos de explotar a personas con patologías, lo cual es un extremo de vileza considerable. Y no es tan fácil como decirles "pues no lo hagas", pues así no funciona una adicción.
Por otro lado, burda generalización respecto a lo que no es japonés respecto a mi, cuando, en proporción, puedo haber jugado en 2023 tantos juegos occidentales como japoneses (ejemplo práctico, en Xbox, de la veintena que jugué, 11 son occidentales, y en Playstation son unos 14 de unos treina y pico), y mi análisis más reciente es un texto de más de 3000 palabras sobre un juego occidental. La inversión de tiempo que me supondría justificar por qué los japoneses diseñan generalmente mejor videojuegos que los occidentales es tan elevada como vana, y, como tengo cosas más importantes que hacer en mi vida que debatir para nada, no voy a hacerla. Mi preferencia hacia lo japonés no viene de desdeñar sin mirar lo occidental y generalizando sin jugar o sin saber, viene de experimentar ambas vertientes y de mucha experiencia jugando muchos géneros.
Mejor tener una "fobia" que pretende que los juegos sean sostenibles y con buenas prácticas o que mantengan un mínimo de originalidad y riesgo en sus diseños que otras que se leen constantemente aquí y en otras redes, como desear la desaparición o fracaso de compañías (con el evidente perjuicio hacia sus trabajadores, que en muchos casos son incluso acosados en base a esos sesgos). Algunos que terminan basándose únicamente en intereses personales de algo tan poco trascendente como una preferencia o el egoísmo de querer disfrutar un hobby en las condiciones exactas que uno ha elegido cual equipo de fútbol. Si, sin duda me quedo con la mía.