Milly
Leo asiente con una sonrisa y, con delicadeza, guarda la hoja en una carpeta dentro de su bolsa, que luego acomoda sobre sus hombros. Desde su scooter, levanta la mano en un gesto de despedida.
Milly observa a Leo mientras se aleja en su scooter, desapareciendo calle abajo. Se queda parada frente al imponente edificio histórico que alberga su espacioso y confortable apartamento. Su familia, bastante acomodada, siempre había vivido allí. Su padre, un renombrado agente inmobiliario con una amplia cartera de clientes en Nueva Inglaterra, y su madre, autoproclamada actriz, aunque su última aparición notable fuera en un anuncio de FedEx para la Superbowl de 2001. Ahora, con el apartamento vacío y los recientes acontecimientos de esa noche en su mente, Milly siente el lugar más desolador que nunca. Un temblor involuntario se apodera de su mano izquierda, recordándole la necesidad de calmarse.
"¡Buenas noches!", había dicho Leo con una sonrisa antes de partir, y esa despedida aún resonaba en sus oídos.