Bailey Bruer
En su coche con María, detenido junto al Pasaje
Mediodía, 4 de Octubre de 2023
Bailey se sorprende cuando nota los dedos de María tocarle el pelo, y luego la cara. Aparta el rostro de la espalda de su amiga, pensando que quizá estaba apretando demasiado el abrazo... pero al quedarse inmóvil y dejar a María hacer, Bailey comprende lo que está haciendo. Con los ojos cerrados y una paciencia que no le cuesta nada mantener, la chica rubia deja que María explore su cara. Sus mejillas, su barbilla, su nariz, los mechones de pelo que enmarcan su rostro, y las lágrimas que empiezan a secarse sobre su piel.
Al oír a María llorar, y llamarla tonta, Bailey sencillamente mantiene los ojos cerrados y sonríe. Prefiere no decir nada ahora. A veces parece que cuando habla, es para meterse en más problemas. En este momento, no le importa darle toda la razón a María, y sencillamente disfrutar de su peso, su tacto, su olor.
Aunque no puede evitar dejar escapar un pequeña queja cuando la chica latina abre la puerta del coche y se escapa de entres sus brazos, seguida de su fiel perro guía. Exhalando desde lo más profundo, con una sonrisa cálida y suave, su mente arropada en buenas vibraciones y su cuerpo relajado como no lo ha estado en meses, Bailey observa a María alejarse. Se pregunta si esto es lo que llaman catarasis...
“Vaya, pues sí que eran enormes de verdad. Qué envidia… …. Espera, ¿he dicho ésto en voz alta?” El comentario de María quiebra un poco el hechizo, pero para bien. Bailey rompe a reír, con sinceridad y alegría, momento en el que King la acompaña con ladridos igualmente felices. Al mismo tiempo, algo de rubor le sube a la cara. No queriendo fastidiar el momento, Bailey cierra la puerta del coche y pisa el acelerador suavemente, volviendo a salir al camino. Después de echar un último vistazo por el retrovisor para ver a María una vez más, la joven atleta pone rumbo a casa...
... y mira hacia abajo, a su propio pecho.
Hmmmmmmm...
En su coche, aparcando junto a su casa
tarde, 4 de Octubre de 2023
Rondando las cuatro de la tarde, Bailey detiene el coche en el modesto garage familiar, y se encamina hacia la mansión. En sus manos sostiene la bufanda, pensando en qué hacer con ella. Probablemente tenga que mirar en Youtube algún tutorial sobre cómo quitarle la sangre a la ropa... aunque cómo quitarle sangre a una bufanda escocesa promete ser dificilillo de encontrar...
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