De todas formas, se entiende que el hecho de que algo sea una delicatessen no significa que tenga que gustarte, ¿no?
Y no es un tema de tener el paladar de madera per se; es un tema de que hay texturas y aromas especiales y que la organoléptica cambia de persona a persona, aun teniendo un paladar mínimamente educado. A mí pueden gustarme las ostras crudas con limón y el erizo de mar y a Bone hacerle sacar hasta la primera papilla que le dio su santa madre. A mis hijas les di de comer cordero una vez, hecho de puta madre en leña en un sitio especializado, y casi potan.