Principios del acto 3:
Hice la misión de los cultistas y uno se me escapó. Llego a una taberna donde todos parecen sospechosos, todos me mienten, llego a pensar que todos están en el ajo, menos la tabernera, que aparte de ser borde, no parece que sea sospechosa por lo que encuentro en sus habitaciones, pero tengo que decirme por uno y elijo a la embarazada que había perdido al marido hacía un tiempo y a la que hice llegar el broche, previamente había encontrado vendas ensangrentadas en su habitación y me hace pensar que el embarazo es fingido y es de la herida de la batalla anterior. Tiene pinta de que ella llegó la última, cuando la tabernera estaba en la cocina.
Al final resulta que no era ella, era la cocinera, pero da un poco igual, decido que pague la cocinera y la condeno pero perdono a los demás, aunque ciertamente todos la han encubierto excepto la tabernera. Me la cargo y santas pascuas.
Y vuelvo a la baronía a resolver algunos asuntos, subo de nivel el ministerio de economía, he resuelto algún problema y he investigado algunas cosas, me pregunto si merece la pena tener a un consejero tanto tiempo ocupado investigando unas cosas que me cuestan lo que ahora me parece mucho dinero y no sé realmente qué utilidad tienen.
Después me he ido al poblado goblin y, después de cargarme unas cuantas hidras, estoy a punto de hablar con él/la jefa al mando.