El peor de la saga con diferencia.
A ver, es un juego divertido, visualmente precioso (tiene detalles como el efecto de agua que todavía se ven de lujo a día de hoy) y con muy buenas ideas, pero poco refinado en un montón de aspectos, con algunos niveles con un diseño francamente HORROROSO y que a partir de los primeros compases se diluye demasiado, nunca mejor dicho.
Lo primero que llama la atención es que el control es el menos preciso hasta la fecha en un Mario 3D. Se siente mucho más torpe y limitado a los mandos que incluso SM64, el cual tenía un abanico más amplio de movimientos y una mejor kinestética en general. El wall-jumping, por ejemplo, aquí funciona de puta pena. La cámara estorba más de lo que ayuda también. Luego hay otros detalles menores pero bastante molestos como que el coyote time (esa fracción de segundo en la que el juego detecta el input del salto aunque tu personaje esté físicamente fuera de la plataforma) sea casi inexistente, con lo cual saltar desde un borde en el último segundo (por fuerza de hábito en otros juegos) aquí suele resultar en muerte.
Tampoco ayuda el hecho de que esté plagado de niveles frustrantes e injustos que lo único que hacen es poner aún más en evidencia los problemas del control, como el del pachinko o el de la sandía gigante. Y, si bien la mayoría de los niveles son bastante asequibles, tiene picos de dificultad delirantes porque a veces se le va la pinza y le da por ponerte retos injustísimos en los que mueres de un toque porque sí y cosas por el estilo. Encima es rácano DE COJONES con las vidas, lo cual es un problema porque morir es habitual (muchos niveles son ensayo y error puro) y la penalización por ello es alta.
Para colmo el jueguito de marras puede llegar a ser bastante obtuso cuando se lo propone. No sé por qué cojones no te explican bien que para desbloquear el nivel final tienes que completar las fases de perseguir a Bowser Jr. en todos los mundos, por ejemplo. Que esa es otra: menuda birria de nivel final. Pero no por frustrante o injusto, como los otros niveles malos, sino por fatalmente diseñado. No sé a quién cojones se le ha ocurrido la idea de ponerte en el último tramo a navegar con la barca, la cual hasta ese momento sólo usas una vez en un minijuego opcional y que encima se controla como el putísimo ojete, pero se merece a razón de no menos de tres hostias por cada segundo de tu vida que te hacen perder con esto.
La música me pareció sorprendentemente floja también. Comparándola con las magistrales bandas sonoras de Galaxy, Odyssey e incluso la de SM64, pese a las limitaciones del formato .midi, se queda muy, muy lejos, con poquísimos temas memorables quitando el de Plaza Delfino y alguno más.
Recuerdo que lo primero que hice al terminar Super Mario 64 fue tratar de conseguir las 120 estrellas para inmediatamente después empezar una segunda vuelta. Con Galaxy, 3D World y Bowser's Fury, lo mismo. Odyssey me lo he pasado tres veces y planteándome empezar una cuarta pese a que ya me conozco el juego entero prácticamente de memoria. En el caso de Sunshine, he hecho lo mínimo para ver los créditos y no creo que lo vuelva a tocar. Y cada vez que pienso en rejugarlo me acuerdo de niveles como el de los aldeanos que te tiran, el de los nenúfares con Yoshi, el de la mantarraya, el hotel embrujado o la ya mencionada sandía gigante y las ganas se me esfuman como por arte de magia.
Insisto, el juego no es malo. Pero los Mario 3D no tienen el pedigree que tienen por nada y yo por lo menos espero bastante más de una entrega de esta saga.