Plagueis comenzó intentando añadir cosas al contrato tras firmarlo. Que teníamos que dejar la casa pintada y no se que historias.
Luego pedía una segunda fianza porque había leído nosequé.
Le dije que leyera bien, eso era si el local fuera para un negocio. Al final pagué para que se callase, y a las semanas dice que no hacía falta (sorpresa) y la devolvió.
Se nos rompió el calentador, unica vez que le escribí. Mil largas hasta que por fin mando a alguien tras casi 20 dias. Por suerte era verano, un ático en Almería, el agua salia caliente de por si...
Para que nos diera la llave del buzón, otra guerra...
Después nos enteramos de que se estaba divorciando. Como la cuenta la tenía conjunta con la mujer, mil rollos para pagar en metálico y en la inmobiliaria. Pero ey, no os preocupeis, podéis seguir, yo tengo otra casa.
Con lo de divorcio vino un par de veces a casa a contar sus mierdas. Y cada vez que venía era una movida porque teníamos al gato de estrangis.
Un par de semanas después: necesito la casa, tenéis dos meses. No lo dijo así, de hecho se puso a llorar y yo en plan "me echas, que quieres, que llore yo también?"
Al final paso una historia y acabamos amenazándolo con denunciar. Ahí ya se calló, devolvió la fianza y las paredes la pinto su madre.