Capítulo 16
Siete meses después del primer caso STO, la cifra de chicas STO en todo el mundo había alcanzado el millón. El fenómeno seguía en expansión, aunque solo 27 mujeres biológicas habían logrado convertirse en STO, lo que acentuaba la creciente "guerra de sexos" en las redes sociales. Aunque el tema continuaba siendo relevante, había perdido algo de su impacto inicial, con otros asuntos ocupando las portadas de los periódicos. A pesar de esto, la sociedad se había adaptado en gran medida al fenómeno STO.
Las chicas STO ya contaban con sus propios locales, sitios web, y aplicaciones de citas. Incluso comenzaban a surgir empresas especializadas en marketing dirigidas a captar la atención de este creciente colectivo. La cultura otaku, así como el manga y el anime, experimentaron un resurgimiento notable. En las convenciones de cómics ya no era raro ver a chicas STO no solo asistiendo, sino también formando parte integral del evento. Influencers STO como Akira Sato, la primera en ser transformada, y reconocida cosplayer con más seguidores que nadie; Lily Tanaka, modelo e instagramer; o Sara Mitchell, la controvertida influencer y activista STO, ya se habían consolidado en la escena pública.
El SEA (Síndrome de Envejecimiento Acelerado) seguía siendo un tema de preocupación, con la cifra de muertos alcanzando aproximadamente los 6.100, lo que inquietaba a los gobiernos de todo el mundo, especialmente a los más autoritarios, que habían aprendido "a la fuerza" que debían tratar bien a sus ciudadanas STO. Como resultado, muchas personas empezaron a mostrar una doble cara frente a las STO: una amigable y cordial en su presencia, pero crítica y resentida a sus espaldas, considerándolas "privilegiadas" con un trato especial de un ente divino al que no podían enfrentar.
El número de crímenes cometidos por personas STO hasta la fecha era de 262, una cifra relativamente baja. Sin embargo, muchas activistas STO criticaban que se llevara un registro de estos crímenes, ya que creían que esto podía estigmatizar a su comunidad. A pesar de estas críticas, los delitos cometidos por chicas STO seguían siendo juzgados sin que jueces o policías sufrieran SEA, lo que indicaba que el fenómeno tenía reglas claras en cuanto a lo que consideraba "justo" castigar.
Con el tiempo, parecía inevitable que el fenómeno STO se convirtiera en una parte estable de la vida cotidiana, y que la sociedad tendría que aceptarlo, quisieran o no.
Capítulo 17
En el octavo mes desde el primer caso STO, con 1.250.000 chicas STO repartidas por todo el mundo, una reunión secreta se celebró en un emplazamiento desconocido. Asistieron a ella 25 de las personas más poderosas del planeta: líderes mundiales, empresarios con fortunas incalculables, príncipes de países ricos y algunos científicos de renombre. El objetivo de la reunión era abordar un tema que, a pesar de su inmenso poder y riqueza, todos ellos anhelaban: la juventud eterna, un privilegio exclusivo de las chicas STO.
La reunión comenzó con un científico que proyectaba una serie de diapositivas para explicar el fenómeno STO. "¿Qué sabemos del fenómeno STO? Sabemos que implica una transformación física, pero no mental. Este cambio conlleva un rejuvenecimiento celular y una alteración genética que da como resultado la apariencia de una mujer atractiva de poco más de 20 años. Pero eso no es todo. Se ha demostrado que este cambio otorga una serie de inmunidades a enfermedades, incluidas las degenerativas, genéticas, e incluso el cáncer". Todos en la sala observaban con atención, aunque la mayoría ya conocía esos hechos.
El científico continuó: "Pero lo más increíble es que la división celular en los cuerpos STO es perfecta, sin el desgaste de los telómeros. Esto significa que esos cuerpos, en esencia, son eternamente jóvenes. No morirán por causas naturales".
"Todo eso ya lo sabemos. La cuestión es, ¿cómo conseguimos esos cuerpos?" interrumpió con impaciencia un viejo magnate de los negocios. Era claro que todos en la sala estaban allí por el mismo motivo: obtener la juventud eterna.
El científico, manteniendo la compostura, prosiguió: "Parece ser que hay una entidad superior que otorga estos cuerpos a las personas. Su identidad no ha sido revelada y es, en su mayoría, teórica, lo que hace imposible contactarla o negociar algo. Pero lo que sí sabemos es que esta entidad otorga el STO bajo una serie de requisitos: debes ser otaku, es decir, tener afición por el anime, el manga japonés y los videojuegos…"
"Sabemos lo que es un otaku, ve al grano," interrumpió un magnate ruso del gas, claramente frustrado por la falta de respuestas concretas.
El científico continuó: "Bien, ser otaku, no tener una relación sexo-afectiva aparente, no ser críticos con los hombres otakus o las chicas STO, ser un fracasado en la vida, hablando mal y claro, y desear ser transformado. Y todo eso es algo que ustedes no son…".
La mesa estalló en murmullos de indignación, aunque en el fondo, todos ya se esperaban esa respuesta.
Capítulo 18
La reunión no concluyó ahí, ya que el científico aún tenía más información que compartir. "Dejen que me explique. Entiendo su indignación, pero existe un caso de un rico empresario que logró ser STO."
"Ahora nos entendemos," intervino el magnate del gas ruso, con su marcado acento, mientras la sala se relajaba. Algunos hasta rieron ambiciosamente al vislumbrar la posibilidad de alcanzar la juventud eterna.
El científico prosiguió: "Verán, este hombre se adaptó meticulosamente a las condiciones necesarias para ser STO. En primer lugar, se divorció de su esposa y se mudó a un pequeño apartamento, renunciando a su lujosa vida. Donó casi toda su fortuna a causas benéficas, quedándose solo con lo suficiente para subsistir. Luego, sumergió su vida en la cultura otaku: compró todo tipo de productos, vio anime, leyó manga... Pero no basta con fingir devoción; realmente debe gustarte, debes sentirlo. Muchos han intentado fingir una pasión falsa y no han sido transformados."
"El empresario también dejó que su cuerpo se deteriorara, engordando y convirtiéndose en lo que él mismo consideraría un fracasado. Nunca criticó a los otakus, a las chicas STO, ni a nada relacionado con esa cultura. Cada día, desde su cuenta de CEO, pedía ser transformado, soportando burlas y mofas por ello. Todo esto comenzó en el cuarto mes… Para cuando llegó el séptimo mes, ya casi lo había dado todo por perdido. Estaba tan desesperado que incluso contemplaba quitarse la vida. Pero justo cuando estaba al borde del abismo, finalmente logró la transformación. Así, consiguió la juventud eterna. Y, lamentablemente, esa es la única forma conocida en la que personas como ustedes podrían acceder a ella."
La alegría en la sala se transformó rápidamente en desesperación. Los rostros que antes reían de forma altiva ahora estaban serios, muy serios. "¿Estás diciendo que para conseguir la juventud eterna debemos renunciar a nuestras riquezas y estatus?" preguntó una vieja empresaria del mundo de la moda, visiblemente afectada.
"En esencia, sí," confirmó el científico.
La sala se llenó de murmullos y reproches dirigidos al científico, aunque él solo era el mensajero. Nadie quería renunciar a su fortuna, a sus privilegios.
De repente, una risa resonó en la habitación. Todos miraron al hombre que reía: un empresario de unos cuarenta y tantos años, que había hecho su fortuna gracias a una exitosa aplicación móvil. "¿Ustedes, los ricos que han heredado las fortunas de sus papás, no aceptan los retos? ¿No creen que volverán a ser ricos si tienen que empezar de cero? Los requisitos están claros: si quieres vivir eternamente, esas son las condiciones. La cuestión es quién de aquí tiene los huevos para afrontarlas."
Aunque todos estaban indignados con sus palabras, no podían evitar reconocer que, en parte, tenía razón.
La reunión concluyó, esta vez sí, con un reto claro: una apuesta extremadamente arriesgada para esa élite. No había alternativas, ni métodos mixtos. Solo había un camino para alcanzar la juventud eterna. La pregunta que quedó flotando en el aire era quién, aparte del empresario que se rio de todos, Mathew Alexander, estaba dispuesto a pagar ese precio.
Capítulo 19
Mathew Alexander, un empresario exitoso de unos cuarenta y tantos años, con una mansión envidiable, una empresa en auge, y una novia supermodelo veinteañera con la que planeaba casarse, decidió afrontar el reto que pocos podrían siquiera considerar. A pesar de su éxito y comodidades, el anhelo de la juventud eterna lo empujó a tomar decisiones drásticas, comenzando por dejar a su novia. La ruptura no fue bien recibida por ella, pero Mathew, calculador, le ofreció un cheque millonario para evitar un escándalo. La joven aceptó sin más, dejando atrás la relación que parecía perfecta en la superficie.
El siguiente paso fue comprar un pequeño apartamento, un cuchitril de mala muerte, muy lejos de la opulencia a la que estaba acostumbrado. Pronto llenó ese espacio con mangas, videojuegos, figuritas, pósters, y todo lo relacionado con el mundo otaku. Nunca había sido fan del anime o el manga, así que se propuso genuinamente adentrarse en ese mundo como un novato, con la mentalidad de que "esto me tiene que gustar."
En un gesto calculado y frío, extrajo una muestra de su semen, consciente de que, al convertirse en STO, perdería la capacidad de ser padre, ya que todas las chicas STO eran infértiles. Este detalle le pesaba en la mente, pero no tanto como el sacrificio mayor que estaba por hacer. Vender la parte de su empresa, por la que había trabajado toda su vida, y donar la mayor parte de su fortuna, dejándose lo justo para subsistir durante un año, fue una de las decisiones más difíciles de su vida. Pero, al poner en la balanza la juventud eterna contra sus riquezas, finalmente decidió que el sacrificio valdría la pena.
Una vez instalado en su pequeño apartamento, comenzó su rutina de consumo otaku. Empezó con los animes más populares como Death Note, Dragon Ball, y Attack on Titan. Aunque no le disgustaban, notaba que no le apasionaban como esperaba. "Tiene que gustarme," se repetía mentalmente, forzándose a disfrutar de algo que aún le resultaba ajeno.
Se puso como meta lograr la transformación en cuatro meses. Después de todo, el empresario mencionado por el científico lo había conseguido en tres, por lo que Mathew pensó que no debería tardar mucho más. Dejó de cuidar su aspecto, engordó debido a su vida sedentaria y a una dieta de comida chatarra, y comenzó a postear diariamente en su cuenta de Twitter, donde anteriormente era un influyente CEO: "Dejo de ser empresario para ser otaku, por favor, entidad divina, transfórmame en chica STO." Esos mensajes, que se repetían día tras día, pronto atrajeron burlas y memes de todo tipo. Incluso muchas chicas STO lo criticaron, argumentando que su deseo de transformarse estaba motivado únicamente por la búsqueda de la juventud eterna, y no por un amor genuino hacia la cultura otaku. Mathew ignoró estos comentarios, manteniéndose firme en su propósito.
A medida que los meses pasaban, Mathew se sumergía cada vez más en el mundo del manga y el anime. Para cuando alcanzó los dos meses, ya era un lector ávido de manga, aunque algunas historias le interesaban más que otras. Tres meses después de empezar, su cuerpo había cambiado drásticamente: había ganado peso, su apariencia estaba descuidada, y su vida se había reducido a una rutina de anime, manga, y videojuegos. Pero la transformación no llegaba.
Cuatro meses y nada. El límite que se había puesto a sí mismo ya había pasado, pero ahora que había llegado tan lejos, no podía rendirse. Cinco meses y todo seguía igual. Mathew continuaba escribiendo su mensaje diario en redes sociales, pidiendo la transformación, pero la entidad divina no respondía. A los seis meses, Mathew, claramente desmejorado físicamente, comenzó a desesperarse. "Aguanta, aguanta," se decía a sí mismo, tratando de mantener la esperanza.
Siete meses y nada. Mathew había consumido casi todo el material otaku de su apartamento, y empezaba a plantearse seriamente si había tirado su vida por la borda por algo que nunca ocurriría. A los ocho meses, el cambio seguía sin llegar, y Mathew daba vueltas por su pequeño piso, desesperado, preguntándose qué había hecho mal. Cada vez le quedaba menos dinero para subsistir, y el miedo a terminar como un indigente comenzaba a dominar su mente.
Nueve meses y aún no había transformación. Mathew estaba llegando a niveles extremos de desesperación. Rogaba y suplicaba en redes sociales, pero solo recibía burlas. Se sentía atrapado en una espiral descendente, sin saber qué más hacer. Fue entonces cuando se dio cuenta de algo: "¿He renunciado a todo? En realidad, no. Aún queda algo…" Rápidamente, llamó al centro donde tenía su esperma congelado y ordenó que lo destruyeran. Estaba convencido de que ese era el problema.
Sin embargo, diez meses después, la transformación seguía sin llegar, y Mathew estaba prácticamente arruinado. Había comenzado a ver anime en línea porque ya no podía permitirse comprar más. Para entonces, se había convertido en un verdadero otaku, pero eso no parecía ser suficiente. A los once meses, Mathew estaba al borde de la desesperación total. Había tirado su vida por la borda, y ahora la entidad divina le había dado la espalda. La ira y la frustración lo consumían, y no podía dejar de pensar en lo injusto de la situación.
Finalmente, después de un año, Mathew, gordo, medio calvo por el estrés, completamente deprimido, y atrapado en un trabajo de mierda en un local de comida rápida, seguía sin transformarse. Su vida estaba destrozada, y había perdido toda esperanza. Solo le quedaba aceptar su destino o quitarse la vida, una idea que cada vez le rondaba más la cabeza.
Un año y un mes después de comenzar su odisea, Mathew apenas tenía fuerzas para continuar. A veces seguía escribiendo en redes sociales, pero ya sin esperanza, solo para comentar sobre animes y mangas que había visto. Su vida, tal como la conocía, había terminado.
Un año, un mes y un día después de iniciar su viaje, Mathew se levantó de la cama, mareado y confuso. Se esperaba otro día miserable cuando, de repente, se miró en el espejo y no pudo creer lo que veía. En el reflejo, una chica joven y hermosa, de unos veinte años, lo miraba de vuelta.
Lo había logrado. Después de más de un año de desesperación, sacrificios y sufrimiento, su ansiada transformación había llegado. Una mezcla de emociones lo inundó, y sin poder contenerse, Mathew lloró, lloró a moco tendido, sin saber cómo reaccionar. Finalmente, cuando menos lo esperaba, su transformación había llegado, y con ella, la juventud eterna que tanto había anhelado.