Capítulo 31
Arthur, al llegar a casa, encendió el ordenador, se metió en su amado foro con la intención de desahogarse, y empezó a postear todo lo que le había pasado ese día. Normalmente, ante un mensaje así recibiría varios mensajes de apoyo, pero nadie parecía responder a su mensaje. Abrió charlas privadas con las usuarias de confianza, pero todas parecían ignorarle. Arthur no tenía ni idea de lo que estaba pasando. La única que se dignó a contestarle fue PepoBig tras mucha insistencia; su mensaje fue seco y contundente. "Arthur, te han bloqueado, las otras chicas ya no te soportan."
Arthur, nervioso y sin saber qué responder, pidió explicaciones a PepoBig ante tal acción. PepoBig le contestó: "Estos últimos meses te has comportado como un gilipollas. Entendemos que estés frustrado por no transformarte, pero no tenías que pagarlo con nosotras. Ha sido una constante de insultos y mensajes de mierda en el foro que no hacían más que crear mal ambiente. Nos hemos hartado de ti."
Arthur trató de victimizarse y de hacerlo ver como una injusticia hacia él por empatizar ante lo que era el momento más duro de su vida, según sus palabras. PepoBig concluyó: "Mira, todos lo pasamos mal, pero tratamos de llevarlo de la mejor manera. Hemos decidido quedar las siete sin ti. Nos habríamos planteado quedar contigo también incluso siendo hombre, y puede que incluso 'haber hecho algo' si no te hubieras comportado como un imbécil. Pero realmente nos has decepcionado. Si en un futuro cambias de actitud y te disculpas adecuadamente, puede que nos planteemos hablarte de nuevo."
Arthur empezó a soltar una serie de improperios escritos hacia PepoBig por aquel mensaje, pero esta simplemente lo bloqueó y ahí se acabó la discusión. Después de eso, a Arthur lo expulsaron del foro durante 3 meses por faltas graves contra un usuario. Arthur se quedó en blanco, sin saber qué hacer. Ya todo se había acabado, incluido su hueco secreto de internet, aquello que le ayudaba a aguantar y a sobrellevar su vida, se había esfumado, al menos durante tres meses.
Arthur pasó el duodécimo mes como un zombi, dando vueltas por su casa sin saber qué hacer. El anime y los videojuegos ya no le llamaban, ya pasaba de cumplir los criterios STO, solo podía pensar en cómo todo se había ido a la mierda. A medida que pasaba el mes, el resentimiento y la rabia contra la entidad divina iban en aumento en la cabeza de Arthur. Ella era la responsable de su situación, ella por no verle como apto para su plan divino. Un año y un mes había pasado desde la primera transformación STO, y los pensamientos de Arthur ya rozaban la locura. Seguía sin transformarse, y aunque a veces suplicaba el perdón de la entidad y volvía a forzarse a consumir manga y anime para adquirir los condicionantes para la transformación, no surtía efecto.
Fue a mitad del decimotercer mes cuando Arthur tomó una drástica decisión. Su vida carecía de sentido, y había pensado en quitarse la vida, pero en caso de irse no se iría solo. Se tomaría su venganza contra la entidad divina, aquella que le había descartado como válido para formar parte de su proyecto.
Fue a inicios del decimocuarto mes cuando Arthur salió de casa para reunirse con alguien. Totalmente desaliñado, acudió a un callejón de la ciudad donde intercambió un fajo de billetes, que había conseguido reunir tras vender varias consolas y videojuegos, por un revólver envuelto en papel de periódico cargado con 5 balas. Arthur lo escondió en su sudadera y se dispuso a regresar a casa.
Por el camino, una chica muy guapa junto a su equipo de grabación lo paró para hacerle una serie de preguntas. La chica, con expresión animada, frente a un serio y sombrío Arthur, comenzó a hacerle una serie de preguntas:
"Hola, tienes pinta de ser otaku, ¿a que sí? Jaja, perdona la broma..."
Arthur contestó: "Sí, lo soy... O lo era."
La chica, llamada Emma, prosiguió: "Y bueno, ¿no quieres ser chica STO? Ya sabes, si no has vivido en una cueva debes saber de qué va el tema."
Arthur: "Lo he intentado... Durante mucho tiempo... Pero la entidad divina me ha rechazado."
Emma, tratando de animarle: "Ay, no te deprimas, hombre, esto lleva tiempo, ya verás cómo lo consigues."
Arthur se quedó en silencio durante un momento, ante una incómoda Emma, y al rato dijo: "Si Dios no quiere transformarme, tendré que tomar medidas drásticas."
Arthur se marchó a su apartamento, dejando a Emma con la palabra en la boca. Al llegar, se encerró en el mismo, desenvolvió el revólver que había comprado y se mentalizó para llevar a cabo su plan.
Capítulo 32
Arthur, nervioso, con el revólver en la mano, se asomaba cada dos por tres por las rendijas de la ventana de su apartamento que daba al pasillo exterior del edificio. Se pasó así alrededor de una hora, observando, sin hacer nada más. De repente, Arthur vio a su vecina, Thomas, la chica transformada hace unos meses, llegando a su puerta. Sin pensarlo dos veces, Arthur salió de su apartamento, con el revólver en la mano, aunque escondiéndolo en el bolsillo de su sudadera, y se dirigió a donde estaba su vecina, que en ese momento estaba abriendo la puerta de su casa.
Arthur encaró a Thomas y le dijo tartamudeando: "Ho-hola. ¿Tienes algo de sal? Estaba cocinando y me di cuenta de que se me había acabado."
A Thomas esto le extrañó, puesto que Arthur jamás había mediado palabra con ella cuando era hombre, más allá de hola y adiós. Thomas le respondió: "Claro, dame un momento que deje mis cosas y te doy un poco." Thomas abrió la puerta y la dejó abierta esperando que Arthur no entrara a su casa, mientras iba a por la sal. Arthur, sin embargo, entró al piso de la chica y cerró la puerta con pestillo tratando de no hacer ruido. Thomas salía de la cocina con una bolsita de sal cuando, de repente, la dejó caer al suelo al ver algo que la shockeó. Arthur estaba en su piso apuntándola con un revólver: "No grites."
Thomas, sin saber cómo reaccionar, lo primero que salió por su boca fue un: "¡SOCORROOOO!" Arthur se abalanzó sobre ella, y con la mano que le quedaba libre le tapó rápidamente la boca, cayendo ambos al sofá del apartamento. Ni que decir tiene que Arthur, al ser un hombre y mucho más corpulento que Thomas, que ahora era una chica bajita y delgada, era considerablemente más fuerte que ella, por lo que la posibilidad de que Thomas pudiera zafarse de él era muy remota.
En ese momento, Arthur apuntó con el revólver a la frente de Thomas, el cual estaba prácticamente tocando su piel, y le dijo con una cara amenazante: "Si vuelves a gritar te pego un tiro, ¿entiendes?" Thomas, medio llorando y aterrorizada, asintió con la cabeza. Arthur quitó la mano de la boca de Thomas, la cual no dijo nada salvo unos sollozos, y sacó una cinta americana y un pañuelo de su sudadera, sin dejar de apuntar a Thomas con el revólver. Arthur dijo: "Abre la boca." Thomas solo pudo decir un temeroso "por favor" antes de que Arthur le metiera el pañuelo en la boca, y con la ayuda de la boca y la mano que le quedaba libre cortó un trozo de cinta americana para tapársela. Como pudo, sin soltar el revólver, Arthur usó la cinta americana para atar de pies y manos a Thomas, la cual no se resistió demasiado por temor a ser disparada.
Sin perder mucho tiempo y con Thomas ya atada, Arthur sacó su móvil del bolsillo y le hizo una foto a una asustada y confusa Thomas, que no entendía nada de lo que estaba pasando, más allá de ver que su vida corría un grave peligro. Arthur posteó en sus redes sociales, puesto que en el foro no podía al estar baneado, la siguiente frase: "Este es un ultimátum para la entidad divina, o me transformas en chica STO, o me cobraré la vida de una de tus integrantes." Y junto al mensaje posteó la foto de Thomas maniatada. Arthur sabía que ese mensaje no iba a servir de nada, y que probablemente lo único que pasaría es que la entidad divina le castigaría con el Síndrome de Envejecimiento Acelerado. Solo quería vengarse, darle una lección a esa caprichosa entidad antes de irse de ese mundo, que ya que daba su vida por perdida, no iba a irse sin cobrarse un precio.
Pronto el mensaje de Arthur se llenó de respuestas, algunas poniendo en duda la veracidad de aquella foto, otras de preocupación y otras insultando a Arthur y llamándole de todo. Entre las respuestas había algunas de sus antiguas compañeras foriles sorprendidas por aquella situación tan grotesca: "Arthur, ¿qué has hecho?" "Joder, Arthur, vamos a hablarlo..." Arthur ignoró todos esos mensajes y se sentó a la espera de que el SEA, el castigo divino, le llegara a su persona. En el momento en que los primeros síntomas del SEA comenzaran a surtir efecto, dispararía a Thomas, y luego se volaría la tapa de los sesos, ese era el plan, esa era la venganza contra esa entidad divina que había decidido ignorarle durante todo este tiempo.
Pero pasó una hora y los síntomas no llegaban. El mensaje ya había sido borrado de las redes por contenido inapropiado, aunque ya se habían sacado capturas del mismo y la historia circulaba por todo internet. Una hora y media después, y el SEA seguía sin llegar. Arthur ya se le empezaba a notar bastante nervioso, mientras pensamientos del tipo: "¿Quieres jugar, eh?" refiriéndose a la entidad divina, no paraban de rondarle por la cabeza. Thomas, mientras tanto, no podía parar de llorar, tratando de comunicarse desesperadamente con la mirada con Arthur, intentando que este se apiadara de ella.
De repente, un fuerte sonido retumbó en todo el piso, la puerta del departamento fue echada abajo, y varios tipos uniformados y armados con fusiles de asalto entraron a donde estaba Arthur y Thomas. A Arthur, que en ese momento estaba alejado de Thomas, aquello le pilló de sorpresa; la imagen del meme "FBI, open up!" pasó fugazmente por su cabeza, pero rápidamente se dio cuenta de la situación. "¡Tira el arma, TIRA EL ARMA!" No paraban de gritarle los agentes a Arthur en aquel momento mientras le apuntaban con los rifles de asalto. Arthur, incapaz de procesar aquello, actuó de forma mecánica y obedeció, tiró el arma, y levantó las manos, momento en el cual los agentes se abalanzaron bruscamente sobre él, lo echaron al suelo, lo inmovilizaron, y esposaron. Arthur sencillamente se acobardó, y su instinto de supervivencia actuó por él. La policía, una hora más tarde del mensaje de Arthur en redes, ya le tenía localizado y había dispuesto un dispositivo para su arresto. Arthur no contaba con que estos actuaran tan rápido. Rápidamente, los agentes se llevaron detenido a Arthur de ese apartamento, y pidieron asistencia médica para Thomas, que más allá de estar shockeada y psicológicamente afectada por la situación, no presentaba daños físicos de ningún tipo. Arthur fue conducido al furgón policial para llevarlo a instancias policiales donde sería interrogado, ante la mirada curiosa de vecinos de su mismo edificio. El plan de Arthur había fracasado.
Capítulo 33
Arthur, una vez detenido, fue interrogado por la policía. Al ver fracasado su plan, colaboró con ellos sin la presencia de un abogado y les contó su historia: cómo la entidad divina le había ignorado, su despido, su baneo en el foro, y todo lo demás. Los agentes de la policía no daban crédito; les pareció una de las motivaciones más estúpidas para llevar a cabo un atentado con suicidio. El caso de Arthur pronto copó titulares de prensa, donde algunos llegaban a tildarle de "El criminal más tonto que se reveló contra la entidad divina." Las antiguas compañeras del foro no podían parar de hablar del tema; alguna que otra señaló que tal vez deberían haber sido algo más comprensivas con Arthur, aunque la mayoría pensaba que era un pirado y que estaba bien que se pudriera en la cárcel. Arthur, encerrado y a la espera de juicio, sin posibilidad de fianza, solo podía pensar en una cosa: "La entidad divina ha ganado, tendría que haber disparado."
Arthur, unos meses más tarde, fue juzgado y encontrado culpable de tentativa de asesinato y secuestro, por lo que le condenaron a 40 años de prisión por aquel episodio. Su vida, ahora sí que sí, se había acabado para siempre. Arthur fue llevado a una prisión de máxima seguridad donde compartía módulo con tipos realmente peligrosos. Debido a su aspecto de gordo neet y timidez, Arthur rápidamente fue objeto de palizas y vejaciones por parte de los otros reclusos. Durante esos primeros meses en prisión, Arthur no podía dejar de pensar en su antigua vida, "que no estaba tan mal" en comparación con el infierno que estaba viviendo ahora, y que ojalá pudiera regresar atrás en el tiempo para hacer las cosas de manera distinta. Por otro lado, Arthur también esperaba que la entidad divina, tarde o temprano, le castigara con el SEA por haber intentado acabar con la vida de una de sus chicas, cosa que aceptaba sin más, debido a que eso sería mejor que seguir viviendo aquella tortura continua en aquella cárcel, de la que no podía "escapar" por ser demasiado cobarde como para suicidarse.
A los pocos meses de estar en prisión, Arthur se levantó de la cama para empezar lo que iba a ser otro día de rutina infernal, pero pronto se dio cuenta de que algo no andaba bien; se sentía mareado, con malestar y angustia. "El SEA, ya me ha llegado," pensó. Sintió una mezcla de alivio y tristeza al considerar que todo aquello, al fin, había acabado, y que por fin podría dejar ese mundo. Los guardias, al ver a Arthur, rápidamente se alarmaron, y no daban crédito. Pronto llamaron a doctores de la cárcel para que le examinaran. Arthur, desorientado y confuso, se dio cuenta de algo más: su cuerpo había cambiado. "¿Efectos del SEA?" pensó. Aunque el malestar físico fue desapareciendo poco a poco, "Se ha transformado," dijo uno de los médicos que examinaron a Arthur, que no comprendía qué estaba pasando. Dicho médico sacó su móvil y, con la cámara invertida, le mostró a Arthur su propio rostro. Ahora era una chica joven y guapa, transformada en chica STO. Arthur no podía procesar todo aquello; simplemente le parecía una broma macabra por parte de la entidad divina. Su primera reacción fue reír, reír como una loca a carcajada limpia y de forma desesperada, ante la mirada atónita de los médicos y los guardias.
A Arthur rápidamente le hicieron pruebas y le pusieron en aislamiento, por temor a que los otros presos pudieran hacerle de todo. Arthur, aún sin dar crédito, sintiéndose la persona más idiota del mundo, no paraba de pensar en cómo la entidad divina le había trolleado y se había reído en su cara. Días más tarde, Arthur fue trasladado a una prisión de mujeres, a un módulo especializado en chicas STO donde compartiría estancia con violadoras, asesinas y todo tipo de tipejas que habían cometido crímenes de los más atroces. Arthur, con la cabeza claramente ida y soltando frases aparentemente sin sentido y sin venir a cuento del tipo "Me has ganado esta vez, pero no, no reirás eternamente, jajajaj," pronto se ganó el apodo de la "loca del módulo," por lo que muchas simplemente decidieron ignorarla y dejarla a su aire, evitando el contacto con la misma. Arthur pasó el resto de su condena en esa prisión, donde afrontó todo tipo de afecciones psicológicas severas. El caso de Arthur, por otro lado, fue recordado en redes sociales a través de memes, mofas y burlas, y del mismo se hicieron videos de True Crime, con títulos tales como: "Arthur, el secuestrador que fue trolleado por la entidad divina" o "Arthur, el criminal más estúpido que tuvo un final inesperado." Arthur se convirtió en una leyenda de internet, y los que le conocieron aún hablan de él, tanto recordando los buenos momentos como su descenso a la locura.