Se trata de enumerar, objetivamente y de forma lo más demostrable posible, todas aquellas veces que, por experiencias vividas en vuestro devenir presente, os habrían mandado al más allá (bajado la persiana) en caso de haberlo vivido en el siglo XIV. No vale, por lo tanto, suponer que os habría dado un mal aire bubónico (que seguramente sí, no lo vamos a negar) o que tal o cual noble os habría insertado su frío metal en tal o cual entraña (que seguramente también, no lo vamos a negar).
Yo, objetivamente, llevaría ya tres veces muerto. Por una pérdida de sodio bestial que me dio cuando era niño; por una rotura de tibia esquiando con herida abierta y, finalmente, por una rotura bestial de tobillo que ya todos conocéis que me hice hace unos meses dejándome caer de unas alturas escalando.