Acabo de desbloquear el más tierno recuerdo de la infancia. Oracle of Ages es uno de los juegos de mi niñez, me lo pasé muchas veces y recuerdo que ni durante mi primera ni mi segunda partida de crio había entrado en la sala de la izquierda, está oculta detrás de una de las telarañas que se ven en esa misma pared y no se me había ocurrido usar las semillas de fuego que tengo equipadas para entrar.
Pues bien, tras pasarme el juego en mi segunda partida, volví a recorrerme todas las mazmorras, no tendría nada más que hacer y el juego me encantaba asi que bueno, cualquier excusa era buena para seguir jugando al juego que me flipaba. Cuando me tocó esta mazmorra, ya sí que me cosqué de la pared rompible de la izquierda y durante un minimomentito me ilusioné de una forma bestial, ¿qué habría al otro lado? cualquier cosa era posible, lo mismo esa pared solo aparecía tras pasarse el juego, lo mismo acababa de descubrir un final extra del juego, un boss nuevo, una mazmorra escondida, cualquier cosa, total, en un videojuego cualquier cosa es posible.
Lo que había era nada más que un anillo random en un cofre y 2 enemigos, pero durante ese pequeño momento tuve la ilusión del aventurero en su máxima expresión.