DAGGERFORD, LA NOCHE ANTERIOR
"Y qué callado te tenías que eras una fortachona, amiga Bailey. no te desanimes, no todas podemos ser Milly. Seguro que te podrían contratar de guardaespaldas de algún noble. ¡Eso nos ayudaría a indagar en sus secretos! Eso y que Pizz vuelva con vida, claro."
Bailey hace una mueca ante las palabras de María. Ni la rubia alta era tan fortachona como su amiga parecía imaginarse, ni tenía nada que envidiarle a Milly. Sobre todo entre el estómago y el cuello. "Ya... bueno... hablaremos de ello otro día, supongo. Tampoco sé si nos dará tiempo, dado que estamos de viaje y tampoco pretendemos quedarnos en Daggerford de por vida..."
EN EL CAMINO
Curiosamente, la idea de que les espera una emboscada más adelante no intranquiliza demasiado a Bailey. Claro que saber que hay una emboscada, en lugar de caer en ella, es harina de otro costal. Aun así, se asegura bien el cinturón de su espada, la poción que le entregó Rachel, y una de las cuerdas del grupo. No quiere que en pleno combate se le caigan los trastos.
Ya que Ronan y ella montan en King, Bailey le da una palmada suave al huargo para que se acerque a las otras monturas y poder hablar en voz baja con los demás. Se le ocurre que quizá pueda hablar con ellos a través de su telepatía, pero le parece más natural hablar con ellos de viva voz. Tampoco le sentaría mal volver a ejercitar las cuerdas vocales.
"Creo que lo mejor sería que Ronan, King, Elijah y Pizz se oculten entre los árboles. Milly, Rachel, Thorian, María y yo llamaremos más la atención de cualquier gentuza que nos espere más adelante, y además tocamos más o menos a persona por montura de esa manera: Thorian sobre Hollín, Rachel sobre Trueno, María y yo sobre Valiente, y Milly sobre Trufo."