Lo más surrealista de todo es que es una proyección, porque precisamente el votante de derechas es mucho más sectario, de votar ciegamente al líder y de tener cero autocrítica. Hay miles de ejemplos, desde Ayuso ganando un millón de votantes por su gestión de la pandemia que se llevó por delante a la mayoría de presidentes autonómicos o Abascal al que le aplauden que se reuna con dictadores y les haga genuflexiones, hasta Trump, que mientras más delitos comete, más votos consigue. Lo que ellos llaman Charo es precisamente lo que ven en el espejo.
Esto es un dato, no una opinión.