Miela de Rumbia es una joven humana, de estatura media, delgada pero recia, de aire triste y actitud neutral. Procede de Rumbia, país del que ha tomado su apellido y que nadie parece conocer. Según ella, se encuentra cruzando el mar, aunque no sabría calcular rumbo ni distancia.
Por lo que se nota en ella, y por lo que otros le han podido sonsacar a pesar de su timidez y fortísimo acento extranjero, Miela sirvió en el ejército de Rumbia, utilizando armas de pólvora, espadas y dagas, tanto en combate abierto sobre prados y colinas como en escabechinas a la desesperada, a media noche, en bosques y callejuelas. Teniendo en cuenta sus andares de soldado y su capacidad para el sigilo, su frialdad al combatir, y su falta de conocimientos sobre detalles de la vida en Faerûn conocidos hasta por el más común de los mortales, no parece mentir sobre haber sido soldado para una potencia lejana.
Sin embargo, Miela tiende a ser una figura solitaria e inexpresiva, muy guardada para sí, por lo que la primera impresión que todo el mundo se hace de ella es que es una chica triste, mentalmente frágil y tocada profundamente por sus experiencias en la guerra. Quienes trabajan con ella durante un tiempo saben que esto no es del todo cierto.
Los Suicidas han notado ya que Miela no se encuentra incómoda bebiendo con sus camaradas, y algunos la han visto demostrar una generosidad y consideración muy poco comunes entre personas normales, por no decir nada de mercenarios. Además, tiene un código de honor propio que incluye no aceptar trabajos que requieren asesinar a alguien sin razón. Según ella misma, Miela ha decidido adoptar a Ilmater como su Dios y guía espiritual, y parece que ha empezado con buen pie porque no tiene prejuicios contra la mayoría de razas que habitan Faerûn.
Sin embargo, es callada y discreta, nunca sonríe, y a veces se queda sumida en sus pensamientos de una manera que resulta inquietante. Además, aunque teóricamente es igual de neutral y al mismo tiempo leal para con todos los Suicidas, Miela no está cómoda cerca de las personas de gran tamaño. Específicamente, Miela tiende a evitar a Grunt cuando le es posible.
En sus trabajos con los Suicidas, Miela ha demostrado ser una cazadora experimentada, que viste ropa sorprendentemente elegante (aunque muy desgastada y tampoco muy protectora) y emplea armas que pueden sorprender por su precisión y letalidad, aunque recargarlas tiende a ser un problema en el fragor del combate. Esto lo compensa con la letalidad y precisión de su fusil, la sorpresa de sus pistolas, y un buen instinto para la batalla. A veces aconseja a Erwand cuando se trata de decidir tácticas para un combate, que es una de las pocas interacciones que tiene con otros por iniciativa propia. Su fortísimo acento puede dificultar entenderla en esos momentos en los que la rapidez vale su peso en oro, y es una de las razones por las que Miela no toma casi nunca el liderazgo.