Tenía pensado un what if que me molaba si Vecna hacía lo suyo y Milly se levantaba en el templo de Lathander mientras hablaban con la anciana. Lo escribo aquí:
Milly se incorporó en la cama con una inspiración profunda, llevándose la mano izquierda al dedo anular de la mano derecha, donde tenía el anillo, pero lo único que encontró fue un vacío junto a una gasa cubriendo la herida de la amputación.
Con la respiración acelerada, puso su mano derecha abierta frente a su cara, observando, horrorizada y con su vista todavía borrosa, el vacío existente entre el corazón y el meñique. El dedo no estaba, pero tenía la sensación de que podía sentirlo, como un dolor fantasma, pues para ella, hace apenas unos segundos estaba maniatada y con Elijah cortando su carne, presionando torpemente en el hueso tratando de seccionarlo, hasta que el intenso dolor en los nervios se volvió insoportable y como mecanismo de defensa ante el mismo perdió la consciencia para tratar de escapar de él.
Una ligera brisa en su cabeza la puso alerta, debido a una sensación extraña en la cabeza. Se llevó la mano a la misma y descubrió que ahora estaba calva, o rapada. Eso no entendía. Estaba asustada y sola. ¿Por qué estaba sola? ¿Dónde estaba? Pasados unos segundos, la vista se le fue aclarando. No era la casa de Vaugh, no reconocía la sala y ni siquiera parecía estar en Rocaumbría, pero la población más cercana, Daggerford, estaba a tres días de camino. ¿Había estado inconsciente al menos ese tiempo?
--¿María? ¿Bailey? ¿Rachel? Chicos, ¿hay alguien ahí? --Milly trató de levantarse de la cama, pero con los músculos todavía entumecidos por llevar varios días en reposo y la falta de una buena alimentación, su cuerpo estaba muy débil para tenerse en pie: las rodillas le fallaron y se dio de bruces contra el suelo. Por suerte tuvo tiempo de poner los brazos delante y amortiguar el golpe, evitando golpearse la cabeza. ¿Acaso estaba enferma? ¿Habían pasado más de tres días desde que se desmayó? ¿Cuánto? Un nudo empezó a presionarle en la garganta mientras hacía un esfuerzo por no empezar a sollozar y unas lágrimas, diminutas por la falta de hidratación, comenzaron a brotar de sus ojos.