Inkisidor cada poco amenazaban con sublevarse, y yo no hacía más que organizar banquetes y gastar dinero en ellos, como dice Milipu, a manos llenas XD. Porque si no, encima su estado de ánimo me penalizaba para resolver los siguientes eventos.
El caso es que el juego tiene ahí una disonancia narrativa, porque aunque te vaya mal la gestión, cuando sales de la sala del trono a dar una vuelta por las calles de fuera, no paras de encontrarte gente que dice "oh, qué emoción, la gobernadora en persona" y yo pensando "Acaba de bajarme la reputación del reino a revueltas, ¿por qué jugáis así conmigo?" xD