Milly
Rhéon parece pensativo por un momento antes de encogerse de hombros con elegancia.
"Thorian… No me suena," se disculpa con una media sonrisa—. "He pasado demasiados años en la guerra, apenas he vuelto por aquí en todo este tiempo."
Milly asiente con la cabeza, haciendo una nota mental. "Debí haberle preguntado a Thorian por Rhéon también."
Mientras avanzan por los pasillos de piedra, Milly echa discretamente un vistazo a su alrededor. Busca rostros familiares, analiza la distribución del público en los palcos y, sobre todo, localiza la posición de los guardias armados. También escanea las posibles salidas, recordando el consejo de Rachel.
Las gradas están abarrotadas, y aunque la multitud parece concentrada en la inminente pelea, Milly percibe pequeños grupos de gente murmurando entre sí, con un aire de inquietud latente. Entre los rostros que escanea, reconoce a algunos nobles de Daggerford y mercaderes adinerados que han conseguido un asiento en los palcos intermedios. Más arriba, en los espacios verdaderamente privilegiados, distingue la presencia de los Vaeltharyn, con Eryndor en el centro, observando la arena con su expresión inescrutable.
Los guardias están estratégicamente posicionados en las entradas principales y en los pasillos que conectan los niveles superiores, con su armamento completo y una actitud alerta. No parecen simples centinelas de la arena, lo que le da a Milly la impresión de que su presencia responde a algo más que mantener el orden durante el evento.
Las salidas están bien definidas: las más evidentes son las grandes puertas en la planta baja que conducen al exterior, pero también hay pasillos laterales que conectan con los niveles superiores. Si las cosas se pusieran feas, sabe que una retirada rápida dependería de conocer bien esos accesos... y de no verse atrapada en el caos de la multitud.
Entonces, antes de llegar al palco de Calendor, Rhéon se detiene repentinamente y su lenguaje corporal cambia. Frente a ellos, elegantemente ubicadas, están Lady Mirabelle Brightmoore y Lyssara Ventis. Mirabelle luce impecable como siempre, con esa mezcla de nobleza y orgullo natural. Sin embargo, es Lyssara quien realmente capta la atención de Milly. La mujer la observa con una intensidad perturbadora, sin siquiera pestañear.
Rhéon, que hasta ahora había sido su versión más zalamera, adopta un tono más contenido y respetuoso. Con una inclinación ligera, hace una elegante presentación:
"Lady Mirabelle, Lady Lyssara, permitidme presentaros a… Margarett… ¿Cuál era tu apellido, princesa?!"