John les echa un vistazo a todos, con esa expresión suya entre desconfiada y curiosa, como si aún estuviera valorando si meterse en otro lío... o dejarlo para más tarde. Finalmente, asiente con un gesto rápido, casi imperceptible, y se encoge de hombros como si no quisiera parecer demasiado apegado.
"Sí… será mejor que me vaya," murmura, dándose la vuelta con aire despreocupado.
Hace ademán de salir por la puerta, sin prisas pero con paso decidido.
Por su parte, Kitty se balancea suavemente sobre las puntas de los pies, la cola oscilando con curiosidad felina mientras observa al chico marcharse.
"Llegar al puerto es fácil, eh," dice en voz baja, como pensando en voz alta, aunque con ese tono cantarín tan suyo. "Aunque… bajo el puerto vive una tribu de hombres rata bastante celosilla de su territorio, así que si pasas por ahí, mejor no oler a queso, eh."
Luego se gira hacia el grupo.
"Ahora, si queréis llegar al coliseo... eso ya es otra historia. Tardaremos horas, y el camino es más impredecible. Cambia. Se retuerce. Algunas puertas aparecen donde antes había muro, y otras desaparecen cuando más falta hacen. Pero oye, ¿dónde estaría la gracia si fuera fácil, eh?"
Kitty mueve la cola en el aire mientras traza con un dedo una línea invisible sobre el suelo, como si dibujara un mapa que sólo ella pudiera ver. Mira a Ronan.
"A ver, que os sitúe, eh. De aquí a Secomber hay un paseíto, sí... a caballo tardaríais como dos días desde las afueras de la ciudad, si todo va bien, sin muchas paradas, sin tormentas, sin ogros..."
Hace un gesto amplio con las manos, como si ya se lo estuviera imaginando todo.
"A pata... cinco días. Cinco días bien sudados, con ampollas, cansancio, y un hambre que ni en el Mercado del Mediodía. Pero oye, ¡aventura no os va a faltar!"
Se da un golpecito en la frente con una sonrisa pícara.